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El secreto de los huevos encurtidos chinos: el sabor de una tradición que trasciende el tiempo

Los huevos son uno de los alimentos más antiguos que ha consumido el ser humano. Mientras que en Europa los conocemos principalmente hervidos, revueltos o como parte de pasteles, en Asia juegan un papel completamente diferente y a menudo sorprendente. Uno de los ejemplos más fascinantes de este enfoque diferente son los huevos encurtidos chinos, también conocidos como "huevos de cien años" o "huevos de mil años", aunque en realidad maduran solo unas semanas o meses. Este plato tradicional, que da a un simple huevo una dimensión completamente nueva, está siendo descubierto hoy en día no solo por los amantes de la cocina asiática, sino también por aquellos que buscan alternativas a los alimentos procesados industrialmente.

¿Qué son los huevos encurtidos chinos?

A primera vista, podrían parecer más una creación de las fuerzas naturales que de la cocina humana. Los huevos encurtidos chinos, generalmente de pato, se conservan en una mezcla de arcilla, sal, ceniza, cal y cáscaras de arroz. Después de varias semanas o meses, los huevos se transforman: la clara adquiere una textura gelatinosa de color ámbar oscuro, mientras que la yema se vuelve cremosa y casi similar al queso, con un tono verdoso o gris. El resultado es un sabor difícil de comparar con algo conocido: intenso, ligeramente amoniacal, con toques de umami y terrosidad.

¿Suena peculiar? Tal vez. Pero al igual que con los quesos maduros o las verduras fermentadas, aquí también ocurre un proceso controlado que transforma la materia prima en una forma completamente nueva. Y al igual que los europeos se enamoraron de los quesos con moho o los pescados fermentados, estos huevos inusuales también están encontrando sus adeptos, no solo en Asia, sino también en Occidente.

Una tradición que perdura siglos

Las primeras menciones de este método de conservación provienen de la época de la dinastía Ming, hace aproximadamente 600 años. Según la leyenda, un granjero descubrió huevos que, por accidente, se dejaron en cal apagada. Cuando se atrevió a probarlos, para su sorpresa encontró que no solo tenían una vida útil más larga, sino también un nuevo sabor interesante.

Hoy en día, la tradición de cientos de años sigue viva. Aunque las versiones modernas a menudo se producen en condiciones controladas y sin el uso de componentes potencialmente peligrosos, el principio básico sigue siendo el mismo: se trata de una fermentación natural sin necesidad de refrigeración ni conservantes químicos. Esto hace que los huevos encurtidos no solo sean duraderos, sino también respetuosos con el medio ambiente si se producen de manera tradicional.

¿Cómo se consumen?

Mientras que en Europa asociamos los huevos principalmente con el desayuno, en China los huevos encurtidos se sirven como una delicadeza, generalmente con arroz, tofu, la papilla congee o como parte de un entrante frío. También son una parte popular de los llamados platos fríos, que recuerdan a las tapas, y a menudo acompañan ceremonias de té. Son perfectos para platos picantes: su textura cremosa y sabor intenso equilibran perfectamente el picante del chile o el jengibre.

Por ejemplo, en un restaurante chino en Vancouver, conocido por su cocina auténtica, se sirve un simple plato: huevos de cien años cortados con tofu fresco, aderezados con aceite de sésamo, cebollín y salsa de soja. Este entrante sin cocinar tiene fanáticos en toda la ciudad y muestra que incluso la receta más tradicional puede encontrar su lugar en la gastronomía moderna.

Aspectos de salud y mitos

Una de las preguntas más comunes que los huevos encurtidos chinos suscitan es la seguridad y los efectos sobre la salud. En el pasado, circularon rumores de que contenían plomo, pero esto solo se aplicaba a algunos productos ilegales o no certificados que utilizaban compuestos de conservación inapropiados. Hoy en día, la producción está estrictamente regulada y los productores de calidad utilizan solo ingredientes seguros y naturales.

Desde el punto de vista nutricional, los huevos encurtidos no son dañinos; al contrario, conservan la mayoría de las proteínas, vitaminas y minerales presentes en los huevos comunes. Además, contienen productos de fermentación que pueden tener un efecto positivo en la digestión. Al igual que con otros alimentos fermentados, la clave es el consumo moderado y la calidad de los ingredientes utilizados.

Sostenibilidad y producción artesanal

Mientras que en muchos países los huevos se venden como un ingrediente barato para el consumo diario, en la tradición china son más bien una delicadeza respetada que merece tiempo y cuidado. El encurtido prolonga su vida útil sin necesidad de refrigeradores, lo cual no solo es ecológico, sino también práctico, especialmente en áreas con acceso limitado a la electricidad o al tratar de reducir la huella de carbono del hogar.

Aunque la producción casera es laboriosa, es posible encurtir pequeñas cantidades. Las recetas varían de una región a otra; algunos agregan hojas de té, otros apuestan por el jengibre, ajo o flores de hibisco. El resultado siempre es un producto único que refleja no solo la geografía, sino también el carácter del cocinero.

Y ahí radica el encanto de estos huevos: son una prueba viviente de que la preparación lenta y consciente de los alimentos todavía tiene su lugar, incluso en la era de las comidas instantáneas y los bocadillos ultraprocesados.

¿Cómo empezar?

Si te intriga probar los huevos encurtidos pero no estás seguro de por dónde empezar, la opción ideal es comprar un producto terminado de un fabricante de confianza. En tiendas asiáticas o en tiendas especializadas en línea, son comúnmente disponibles paquetes con varios huevos que duran meses a temperatura ambiente. Busca marcas que declaren un proceso de producción sin plomo y una composición transparente. En casa, solo necesitas cortarlos y servirlos, idealmente con arroz suave, tofu o vegetales frescos.

Para los más atrevidos, existe la opción de la preparación casera. En internet se pueden encontrar muchas recetas y guías de personas que comparten sus experiencias. La producción lleva varias semanas, y aunque el resultado pueda parecer extraño al principio, el sabor puede sorprenderte. Como dijo un fan de los huevos fermentados en un foro sobre cocina tradicional china: "Es como probar aceitunas por primera vez: al principio extraño, pero luego no puedes vivir sin ellas."

En Europa apenas estamos aprendiendo a ver la fermentación como un camino no solo hacia una mayor durabilidad, sino también hacia un sabor más profundo y una mayor sostenibilidad. Y precisamente los huevos encurtidos chinos son un excelente ejemplo de cómo incluso un alimento simple puede contar una historia, sobre paciencia, creatividad y conexión con la naturaleza. Tal vez sea el momento de darles una oportunidad, incluso fuera de los restaurantes asiáticos.

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