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Cómo hacer un bizcocho de calabaza que impresionará a todos los invitados

Pastel de calabaza como caricia otoñal

Cuando el otoño despliega su belleza, las hojas crujen bajo los pies y el aire huele a tierra húmeda y frutos maduros, es el momento perfecto para los manjares de calabaza. Entre ellos ocupa un lugar especial el pastel de calabaza – un bizcocho húmedo que no solo calienta, sino que también sorprende con su riqueza de sabores discreta. Ya sea que lo prepares con requesón, yogur o en una versión sencilla de taza, una cosa es segura: el excelente pastel de calabaza puede ser la estrella de cualquier mesa otoñal.

¿Quién no conoce el clásico pastel, esponjoso y fragante, que es parte de las tardes dominicales checas como el café o el té? Al agregar calabaza, adquiere una nueva dimensión, no solo de sabor, sino también nutricional. La calabaza Hokkaido o la calabaza butternut son naturalmente dulces, llenas de fibra, vitaminas A y C, y además se combinan bien con especias como la canela, jengibre o nuez moscada. Esta combinación convierte al pastel de calabaza en el postre ideal para los días más fríos.


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¿Por qué darle una oportunidad al pastel de calabaza?

Mucha gente evita la calabaza porque la asocian solo con la sopa. Sin embargo, el puré de calabaza es una base fantástica para hornear. No solo añade humedad a la masa, sino que también reemplaza de manera natural parte de la grasa o el azúcar. Esto es apreciado no solo por aquellos que cuidan su alimentación, sino también por aquellos que disfrutan experimentando en la cocina.

El pastel de calabaza en taza es un gran ejemplo de simplicidad combinada con sabor. No necesitas sacar la balanza, solo una taza y unos pocos ingredientes básicos. ¿El resultado? Un pastel esponjoso y fragante que desaparece de la mesa más rápido de lo que se hornea.

El encanto del pastel de calabaza también radica en su versatilidad. Un día puedes hornear pastel de calabaza con requesón, al día siguiente puedes sorprender con nueces, y al tercero puedes prepararlo con yogur y un toque de jarabe de arce. Cada una de estas variantes tiene su encanto y cada una atrae a un tipo diferente de paladar goloso.

Tres variantes populares del pastel de calabaza

Para no limitarnos solo a consejos generales, presentamos tres formas probadas de preparar este tesoro otoñal.

1. Pastel de calabaza en taza – rápido y sin balanza

Esta receta atraerá a cualquiera que quiera algo bueno con el café sin tener que medir minuciosamente.

Ingredientes:

  • 1 y ½ taza de harina
  • 1 taza de puré de calabaza
  • ¾ taza de azúcar (de caña o de coco)
  • ½ taza de aceite (por ejemplo, de girasol o de coco)
  • 2 huevos
  • 1 cucharadita de polvo de hornear
  • 1 cucharadita de bicarbonato de sodio
  • 1 cucharadita de canela
  • una pizca de sal

El procedimiento es simple: mezcla los ingredientes secos, luego los húmedos, y luego combina todo. Se hornea durante unos 40–45 minutos a 180 °C. El resultado es un pastel fragante y húmedo que gusta a casi todos, y que puedes preparar incluso con niños.

2. Pastel de calabaza con requesón – pura suavidad

El requesón aporta suavidad a la masa y al mismo tiempo aumenta el contenido de proteínas. Una excelente opción para quienes buscan un dulce que también sacie.

Ingredientes:

  • 200 g de puré de calabaza
  • 250 g de requesón suave
  • 3 huevos
  • 100 g de azúcar
  • 100 ml de aceite
  • 250 g de harina semigruesa
  • 1 polvo de hornear
  • 1 cucharadita de canela
  • un puñado de pasas o nueces picadas (opcional)

La preparación sigue el modelo clásico: primero batir los huevos con el azúcar, agregar el requesón, el puré, el aceite y finalmente la harina con el resto de los ingredientes. ¿El resultado? Un pastel cremoso, húmedo y fresco que te encantará no solo en otoño.

3. Pastel de calabaza con yogur – ligero y refrescante

El yogur es una excelente alternativa para quienes desean un pastel menos graso pero aún sabroso. En combinación con la calabaza, crea una masa suave y ligera.

Ingredientes:

  • 1 taza de puré de calabaza
  • ½ taza de yogur natural (idealmente griego)
  • 2 huevos
  • ½ taza de azúcar
  • 1/3 taza de aceite
  • 1 y ½ taza de harina de espelta o común
  • 1 polvo de hornear
  • canela, nuez moscada al gusto

Esta variante es ideal también para niños: sabor suave sin excesiva dulzura. Si usas harina de espelta, además obtendrás un mayor contenido de fibra y un agradable toque de nuez.

Inspiración de la vida real

Imagina a una abuela que decidió hornear un pastel para su nieto, que detesta las verduras. En lugar de la variante clásica, usó puré de calabaza, agregó un poco de canela y requesón. ¿El resultado? El niño comió dos grandes trozos y preguntó cuándo haría más. "Nunca hubiera creído que le gustaría tanto algo con calabaza", se reía la abuela. Y ahí está el poder de la repostería creativa: a través del sabor, puedes cambiar incluso los prejuicios arraigados.

Consejos para llevar el pastel de calabaza al siguiente nivel

  • Usa puré de calabaza casero, idealmente de calabaza orgánica. Solo necesitas hornear la calabaza y triturarla: el sabor resultante es más intenso que el del puré comercial.
  • Añade especias para pan de jengibre o una gota de extracto de vainilla para una mayor profundidad de sabor.
  • Espolvorea el pastel con semillas de calabaza o nueces pecanas para un contraste crujiente.
  • Si tienes antojo de algo más dulce, añade una capa de crema de cacao o jarabe de arce en el centro.

¿Y qué hay del almacenamiento? El pastel de calabaza, gracias al contenido de puré y requesón o yogur, se mantiene húmedo más tiempo que los pasteles comunes. También se puede congelar y tenerlo a mano para una visita inesperada o un desayuno rápido. Y si te apetece algo ligero por la noche, un pequeño trozo de pastel con té de hierbas puede ser una combinación sorprendentemente reconfortante.

Como dijo una vez el escritor americano Mark Twain: "La comida es un placer que une a las personas más que las palabras." Y precisamente el pastel de calabaza es una de esas recetas que no solo sacia, sino que también trae alegría, algo más que bienvenido en estos tiempos.

El otoño es un tiempo de desaceleración, de volver a las raíces y al calor del hogar. ¿Y qué puede ser mejor que abrir el horno donde se hornea un pastel fragante, tomar una taza de té y detenerse por un momento? Quizás ahí resida su verdadero encanto.

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