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Prepara una mermelada de calabaza navideña y sorprende a tus seres queridos

Magia navideña en un frasco - mermelada casera de calabaza como regalo comestible y delicia de postre

Cuando se menciona la calabaza, la mayoría de las personas piensa en el otoño, Halloween o linternas talladas. Sin embargo, la calabaza también tiene su lugar en el tiempo de Adviento, y no solo como decoración. En la cocina merece mucha más atención de la que normalmente le damos. La mermelada navideña de calabaza es una prueba excelente de ello. Deliciosa, fragante y, sobre todo, sorprendentemente versátil. Es perfecta como regalo comestible, un toque dulce en la mesa navideña e incluso para alegrar los momentos del desayuno diario.

En un mundo cada vez más saturado de comercio, los regalos personalizados ganan en valor. ¿Y qué puede ser más personal que una mermelada hecha a mano que huele a canela, anís estrellado y clavo? Natural, sin químicos, preparada con amor y empaquetada en un frasco con una cinta de yute y una ramita de romero. La mermelada navideña de calabaza no es solo una delicia. Es un gesto.

Dulce sabor otoñal en abrigo invernal

Calabaza hokkaidó, butternut o moscada, cada una tiene su encanto. Para la mermelada, se recomienda comúnmente la hokkaidó, ya que tiene una estructura delicada y un sabor agradablemente dulce. Además, no necesita pelarse, lo que ahorra tiempo y nervios. La clave para el toque navideño es la especiería. Canela, jengibre, nuez moscada, clavo y anís estrellado transforman una simple calabaza en un poema en compota.

No es raro añadir también jugo o cáscara de naranja, lo que le da a la mermelada un acento cítrico fresco. Y qué decir cuando se mezcla una gota de ron o extracto de vainilla; en ese momento, ya no es solo mermelada, sino un pequeño milagro de cristal.

Un gran ejemplo es la señora Eva de Pilsen, quien tradicionalmente hornea galletas navideñas sin azúcar y este año por primera vez preparó mermelada navideña de calabaza hokkaidó. Añadió arándanos secos, canela y cáscara de naranja. El resultado fue una mermelada que sus nietos untaron no solo en el pan de Navidad, sino también en panqueques y galletas. "Nunca más compraré mermelada comercial. Esto fue como comer la Navidad con una cuchara", dice riendo.

Más que solo un untable para el pan

Muchas personas piensan en la mermelada solo como un untable para el desayuno. Pero la mermelada navideña de calabaza tiene un uso mucho más amplio. Gracias a su consistencia cremosa y sabor especiado, puede reemplazar coberturas dulces, mermeladas e incluso rellenos para pasteles. Es perfecta como relleno para galletas linzer, pero también como topping para cheesecake, en yogur o con quesos tipo brie y camembert.

No solo es sabrosa, sino que también satisface saludablemente. La calabaza es rica en betacaroteno, fibra y antioxidantes. Si al cocinar usamos menos azúcar o lo sustituimos por una alternativa natural, como el jarabe de arce o extracto de dátiles, se convierte en una delicia nutritiva y naturalmente dulce. Y dado que la mermelada se conserva, dura varios meses, una reserva ideal para momentos acogedores en invierno.

¿Cómo preparar mermelada de calabaza con sabor navideño en casa?

Cada receta se puede ajustar al gusto, pero la base sigue siendo una calabaza de calidad, edulcorante natural y especias fragantes. Para inspirarte, aquí tienes un procedimiento simple pero probado:

Ingredientes:

  • 1 kg de calabaza hokkaidó (en trozos)
  • 400–500 g de azúcar de caña o 300 ml de jarabe de arce
  • Jugo de 1–2 naranjas
  • 1 cucharadita de canela molida
  • ½ cucharadita de jengibre molido
  • Una pizca de nuez moscada
  • 2–3 clavos (o una pizca molida)
  • 1 estrella de anís estrellado
  • Opcionalmente extracto de vainilla o una gota de ron

Procedimiento:

  1. Corta la calabaza en cubos más pequeños, colócala en una olla y añade unas cucharadas de agua.
  2. Agrega el azúcar/jarabe y las especias.
  3. Cocina a fuego lento con la tapa puesta durante unos 30 minutos, hasta que la calabaza esté suave.
  4. Retira el anís estrellado y el clavo.
  5. Mezcla hasta obtener una textura suave, añade el jugo de naranja, y opcionalmente, ron o vainilla.
  6. Cocina brevemente nuevamente, reduciendo hasta obtener la consistencia deseada.
  7. Llena frascos esterilizados, ciérralos y colócalos boca abajo.

La mermelada navideña de calabaza preparada de esta manera no solo sabe excelente, sino que también huele maravillosamente. Y es precisamente el aroma lo que pertenece inseparablemente a la Navidad. Un aroma que te transporta a la infancia, a la cocina de la abuela, donde una olla llena de canela y naranja se calentaba en la placa. Tal mermelada tiene el poder de transportarnos en el tiempo, y eso es un regalo invaluable en el mundo acelerado de hoy.

Un regalo sostenible que también deleita al planeta

Además del sabor, la mermelada casera tiene otro valor añadido: la sostenibilidad. En una época en la que se habla cada vez más sobre residuos, envases y huellas ecológicas, un regalo comestible preparado a mano es una solución excelente. No necesitas plástico, nada se desperdicia, y los ingredientes se pueden adquirir en su mayoría de productores locales o en tiendas de agricultores.

Además, al hacer la mermelada en casa, sabes exactamente lo que contiene. Sin químicos, sin conservantes. Solo el sabor puro de la naturaleza, que puedes complementar con otros ingredientes según la temporada, como manzanas, peras, frutas secas o nueces.

El encanto de un regalo así también radica en su presentación. Un frasco elegante, una etiqueta escrita a mano, un trozo de cinta natural y voilà, tienes un regalo original, personal y ecológico que ilumina cada momento navideño.

Como dice el conocido chef británico Jamie Oliver: "La comida casera es la mayor expresión de cuidado." Y la mermelada navideña de calabaza encarna este cuidado de una manera que se puede untar en una tostada o comer directamente del frasco con una cuchara.

La próxima vez que veas una calabaza en la tienda y te preguntes qué hacer con ella además de sopa o puré, recuerda qué tesoro se esconde en su interior carnoso y anaranjado. La calabaza no solo tiene un alma otoñal, sino también un corazón navideño. Y esto se manifiesta mejor cuando se transforma en mermelada.

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