
Cómo cocinar flamendr y por qué lo amarás

¿Qué es el flamendr y por qué vuelve a las mesas checas?
En la cocina checa, de vez en cuando aparece un plato que parece una novedad, pero en realidad tiene una larga historia y simplemente se había olvidado por un tiempo. Uno de esos platos es el flamendr: un alimento contundente, sabroso y aromático que está ganando popularidad entre los amantes de la cocina tradicional checa y las nuevas generaciones de cocineros caseros. El flamendr combina lo mejor de la hospitalidad checa: ingredientes simples, gran sabor y una porción generosa que sacia.
Ya sea flamendr de cerdo, una variante de pollo o el conocido del menú de la taberna, tienen algo en común: son platos que no escatiman en sabor ni en picante. Algunos lo preparan como un almuerzo rápido en la sartén, otros como una cena contundente con pan crujiente o dumplings de pan. Pero, ¿de dónde proviene realmente el flamendr?
El origen del flamendr y su regreso a las cocinas
El nombre "flamendr" puede ser un misterio para algunos, pero en realidad tiene un origen bastante colorido. Originalmente se refería a un soldado flamenco, y luego el término se estableció en checo como jerga para alguien que vaga por las tabernas, a veces quizás con demasiada frecuencia. Precisamente del entorno tabernario provienen las primeras menciones de este plato.
El flamendr de taberna comenzó a aparecer principalmente en los años noventa como un manjar sabroso, asequible y contundente, que combinaba perfectamente con la cerveza. Era una especie de "goulash cervecero", solo que con una mayor cantidad de ajo, cebolla, pimienta y a veces hasta chiles picantes. A menudo se servía con pan o patatas y tenía como objetivo, como se decía, "darle un empujón al estómago".
Mientras que algunas recetas tradicionales se olvidaron con el tiempo, el flamendr mantiene su lugar gracias a su sencillez y sabor distintivo. En los últimos años incluso aparece en varias variaciones en hogares que prefieren la cocina casera sin productos semipreparados innecesarios.
Cómo preparar el clásico flamendr de cerdo
Cuando se dice receta de flamendr, la mayoría de los checos piensan en el de cerdo. Se trata de la variante básica de este plato, que utiliza ingredientes comunes pero consigue conquistar con su sabor intenso.
La base es carne de cerdo, generalmente paleta o cuello, cortada en trozos más pequeños. Estos se doran rápidamente en manteca o aceite, se añade una gran cantidad de cebolla rallada, ajo triturado, pimienta recién molida, sal y a veces un poco de pimentón o chile. Algunos añaden unas gotas de salsa Worcestershire o salsa de soja para realzar los sabores. Todo se estofa en su propio jugo, o con un poco de caldo.
El resultado es una salsa llena de sabor que combina perfectamente con pan fresco, papas fritas o patatas cocidas. El flamendr de cerdo es ideal para los días fríos: calienta y sacia.
Un detalle interesante es que la receta a menudo no tiene una forma exacta. Cada taberna, cada hogar tiene su propia variante. Ahí radica el encanto del flamendr: no es un plato con una receta fija, sino más bien un enfoque a la cocina que prioriza el sabor intenso y la simplicidad.
Flamendr de pollo
Para aquellos que prefieren una carne más ligera, está el flamendr de pollo. La base es pechuga de pollo o muslos cortados en tiras. El procedimiento es muy similar al de la versión de cerdo: la carne se saltea, se añade cebolla, ajo, especias y todo se estofa hasta que se ablanda y se mezclan los sabores.
El flamendr de pollo es menos graso y se cocina más rápido, lo que lo convierte en una variante popular para cenas de trabajo o almuerzos de fin de semana. También se adapta muy bien a las pastas o como relleno de tortillas.
Es interesante que precisamente la variante de pollo a menudo atrae a la generación más joven, que busca comidas rápidas con sabor, pero sin preparación complicada y con ingredientes pesados. Aun así, este tipo de flamendr conserva su carácter "tabernario": picante, especiado y jugoso.
Flamendr como regreso a la cocina honesta
En un momento en que se habla mucho del regreso a los ingredientes de calidad, la cocina casera y la reducción de aditivos innecesarios, el flamendr tiene un lugar firme. No contiene ingredientes complejos, ni espesantes ni sustancias artificiales. Básicamente, basta con lo que la mayoría de la gente tiene en casa: carne, cebolla, ajo, especias. Y aun así es suficiente para crear un plato que tiene un carácter distintivo.
Una de las razones por las que el flamendr está volviendo a estar de moda es el creciente énfasis en no desperdiciar alimentos. Si sobra carne del día anterior, fácilmente se puede convertir en flamendr. Ya sea que uses cerdo asado, pollo o incluso alternativas vegetales, el principio básico sigue siendo el mismo. Es un plato que permite creatividad y adaptabilidad según lo que haya en la nevera.
Además, el flamendr es un plato con historia. Cualquiera que lo haya probado alguna vez en una taberna tradicional quizás recuerde la atmósfera en la que se servía junto con cerveza de barril y buena compañía. Es un plato con alma, y por eso la gente vuelve a él.
Cómo adaptar el flamendr al gusto
Si decides cocinar flamendr en casa, las posibilidades son casi infinitas. La base permanece: trozos de carne, cebolla, ajo, sal, pimienta y un poco de grasa. Pero el resto queda a tu imaginación.
- Para los amantes de los platos picantes: agrega chile fresco o unas gotas de salsa picante.
- Para vegetarianos: sustituye la carne por champiñones salteados o trozos de tofu y condimenta de manera similar al flamendr clásico.
- Para niños: reduce el ajo y la pimienta, añade un poco de pimentón dulce y sirve con puré de patatas.
- Para una versión más festiva: añade un poco de vino tinto o tomillo para un sabor más profundo.
Un ejemplo de la vida cotidiana muestra cuán versátil puede ser este plato. La señora Alena de Vyškov dice: "Cocino flamendr cuando no sé qué hacer con la carne de la nevera. Corto, añado cebolla, ajo, un poco de pimienta y en media hora está listo. Es mejor con pan de masa madre casero."
Su enfoque simple ilustra perfectamente por qué el flamendr sigue siendo tan popular. No se trata de un procedimiento exacto, sino de sabor y comodidad.
Así, el flamendr se convierte nuevamente en símbolo de comida casera honesta, que se puede adaptar fácilmente según las necesidades propias. No se necesitan complicaciones, solo unos pocos ingredientes de calidad, un poco de tiempo y el deseo de volver a lo que funcionó para nuestras abuelas.