
Razones por las que puedes sentir dolor en la parte posterior de la rodilla

Cuando duele debajo de la rodilla - ¿qué puede significar el dolor en la parte posterior de la rodilla?
El dolor en la parte posterior de la rodilla es uno de esos síntomas que pueden preocupar mucho a una persona. Y no es de extrañar — la rodilla es una de las articulaciones más cargadas del cuerpo, y cualquier dolor en su entorno puede indicar una amplia gama de problemas. Desde sobrecarga, hasta tensión muscular, o incluso condiciones más serias como la trombosis. Precisamente por esta diversidad de causas, es importante no descuidar ni siquiera una molestia aparentemente banal en la parte trasera de la rodilla.
¿Por qué se produce el dolor en la parte posterior de la rodilla?
La parte posterior de la rodilla, es decir, el área en la parte trasera de la articulación de la rodilla, es un complicado nudo de tendones, músculos, vasos sanguíneos y nervios. En esta pequeña pero crucial área pueden ocurrir diferentes tipos de dolores, dependiendo de cuál parte esté afectada.
Las causas más comunes incluyen:
- distensión o desgarro de músculos y tendones,
- inflamación de tendones (tendinitis),
- quiste de Baker (quiste que proviene de la articulación de la rodilla),
- lesión de menisco,
- trombosis venosa profunda (TVP),
- artrosis o enfermedad reumática,
- compresión de nervios.
Un factor clave de diferenciación es la naturaleza del dolor — si aparece solo al caminar, en reposo, o es persistente y empeora con el movimiento. Por ejemplo, el dolor en la parte posterior de la rodilla al caminar puede indicar un problema mecánico, mientras que un fuerte dolor en la parte posterior de la rodilla en reposo puede ser una señal de advertencia de problemas vasculares más serios.
Cuando el dolor en la parte posterior de la rodilla es una señal de trombosis
Una de las posibilidades más graves a considerar es la trombosis venosa profunda. En este caso, se forma un coágulo de sangre en las venas profundas, más comúnmente en la zona de las extremidades inferiores. Si el coágulo se libera y llega a los pulmones, puede causar una embolia pulmonar que pone en peligro la vida.
¿Cómo saber si podría tratarse de trombosis? Los síntomas típicos son:
- dolor fuerte y repentino en la parte posterior de la rodilla o la pantorrilla, que puede extenderse hacia arriba o hacia abajo,
- hinchazón de la pierna, a menudo asimétrica (solo en un lado),
- enrojecimiento o coloración azulada de la piel,
- sensación de calor en el área del dolor.
La trombosis no siempre se manifiesta de manera dramática. En algunos casos, el dolor en la parte posterior de la rodilla en reposo es el único síntoma. Por lo tanto, es importante prestar atención a todos los cambios atípicos y, en caso de sospecha, buscar atención médica de inmediato. Un diagnóstico temprano puede salvar vidas.
¿Qué pasa si la rodilla duele solo al caminar?
Si el dolor aparece exclusivamente durante el movimiento, especialmente al subir escaleras, agacharse o practicar deportes, generalmente se debe al sobreesfuerzo de los músculos o tendones. En tales casos, el cuerpo pide descanso. Sin embargo, a veces detrás del dolor se esconde un quiste de Baker, que se forma por la acumulación de líquido sinovial en la parte trasera de la rodilla.
Un síntoma típico del quiste es presión o dolor en la parte posterior de la rodilla al caminar, o una sensación de "rodilla llena". El quiste puede presionar los nervios y vasos sanguíneos alrededor, lo que aumenta el dolor y puede limitar el rango de movimiento. Si el quiste aumenta de tamaño o se rompe, puede causar hinchazón y aumento de temperatura en toda la extremidad — síntomas que imitan la trombosis. En estos casos, nuevamente se recomienda una evaluación médica, a menudo incluso una ecografía.
Cuando el dolor en la rodilla no desaparece ni en reposo
El dolor que persiste incluso en estado de reposo — por ejemplo, por la noche al descansar o durante el sueño — puede ser una señal de inflamación crónica o enfermedad reumática. Especialmente en la población mayor, también aparece artrosis, que inicialmente se manifiesta con solo molestias leves, pero en fases posteriores puede causar incluso dolor fuerte en la parte posterior de la rodilla en reposo, hinchazón y rigidez de la articulación.
Por otro lado, en jóvenes deportistas o personas activas, el dolor persistente puede indicar microtraumatismos que surgen del sobreesfuerzo prolongado. Un ejemplo es el caso de la señora Jana, una diseñadora gráfica de 35 años, que durante la pandemia se aficionó a correr diariamente. Después de algunas semanas, comenzó a sentir presión en la parte trasera de la rodilla, que pasó a ser un dolor agudo. Resultó ser una inflamación en la zona de las inserciones de los isquiotibiales, que requirió varias semanas de reposo y fisioterapia. "Al principio pensé que solo pasaría. Pero cuando me dolía la rodilla incluso por la noche, entendí que no era solo cansancio", recuerda.
¿Cuándo acudir al médico?
El dolor leve ocasional en la parte posterior de la rodilla no siempre es motivo de pánico. Sin embargo, si el dolor persiste, empeora o va acompañado de otros síntomas, como hinchazón, cambio de color de la piel o fiebre, no hay que esperar.
Si experimentas problemas en la pierna, es importante estar atento y definitivamente contactar a un médico en ciertas situaciones concretas. Por ejemplo, cuando te sorprenda un dolor agudo, repentino o realmente fuerte, que no mejora y más bien se intensifica, ya sea al caminar o incluso cuando estás solo sentado o acostado. De igual modo, deberías estar alerta si el dolor limita tanto el movimiento que apenas puedes dar un paso.
También presta atención a los cambios físicos – si la pierna u otra extremidad está notablemente hinchada, enrojecida o caliente al tacto, no tiene por qué ser solo un músculo estirado. Especialmente sospechoso es si la hinchazón está solo en una pierna – eso puede indicar algo más serio, como un problema vascular. Y si en tu familia alguien ha lidiado con trombosis, o la has experimentado tú mismo, entonces no es prudente ignorar tales síntomas. En estos casos, lo más sensato es no esperar y buscar ayuda profesional, porque una respuesta oportuna puede prevenir complicaciones realmente graves.
El médico generalmente realizará un examen clínico y, si es necesario, recomendará una ecografía, radiografía o análisis de sangre. En caso de sospecha de trombosis, es necesario un diagnóstico inmediato e incluso comenzar un tratamiento anticoagulante.
¿Qué ayuda con el dolor en la parte posterior de la rodilla?
El tratamiento varía según la causa. Mientras que en casos de sobreesfuerzo o distensión muscular leve ayuda principalmente el descanso, la aplicación de hielo y el estiramiento, los casos más graves requieren atención profesional. La fisioterapia, ejercicios de compensación, o incluso cambiar el calzado o la ergonomía del movimiento pueden tener un impacto significativo en la mejora de la condición.
En algunos casos, como con el quiste de Baker, también puede ayudar la punción o la terapia con inyecciones. Si se trata de dolor causado por artrosis, se recomienda mantener un peso saludable, ejercicio regular sin sobrecargar las articulaciones (por ejemplo, nadar o andar en bicicleta) y una alimentación adecuada para los cartílagos articulares.
No pocas veces, un cambio en el estilo de vida también ayuda. Suficiente actividad física, una dieta saludable rica en ácidos grasos omega-3, hidratación y reducción del estrés — todos estos factores afectan no solo la salud vascular, sino también la condición general del aparato locomotor. Como dice el conocido fisioterapeuta checo Pavel Kolář: "El cuerpo recuerda no solo el movimiento, sino también la inmovilidad."
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Ya sea un dolor sordo al estar sentado, un dolor agudo bajo carga o sospecha de una condición más seria, no es prudente ignorar las señales del cuerpo. La parte posterior de la rodilla es un área pequeña, pero puede ser un gran indicador de que algo no está bien con nuestro cuerpo.