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El verano tiene un sabor específico. Es fresco, ligero, a veces un poco ácido, otras veces dulce como las frambuesas recién recogidas del jardín. Cuando el sol pega fuerte en las ventanas y el termómetro sube por encima de los treinta grados, pocos tienen ganas de pasteles densos y cremosos. Es entonces cuando entran en escena los pasteles de verano: postres que refrescan, deleitan el paladar y no sobrecargan el estómago. Y un pastel de verano ligero puede convertirse en el centro de atención de cualquier fiesta en el jardín, picnic o simplemente un dulce motivo para sentarse con la familia en la terraza.

¿Cómo debe saber el pastel de verano ideal?

El pastel de verano debe ser ante todo ligero, refrescante y lleno de frutas de temporada frescas. Las cremas deben ser aireadas, de nata o yogur, o bien complementadas con un relleno de requesón. No debe haber capas de mantequilla que se derritan con el calor y resulten pesadas. La base puede ser de bizcocho, de galleta o incluso sin hornear, hecha de nueces trituradas, dátiles y aceite de coco, lo que también agradará a los seguidores de la dieta raw o vegana.

Las frutas de verano juegan un papel clave. Arándanos, frambuesas, fresas, grosellas, albaricoques, melocotones o nectarinas: todos son ingredientes ideales. No solo añaden sabor al pastel, sino que sus colores lo convierten en una experiencia visual. No es casualidad que los pasteles de frutas aparezcan con frecuencia en Instagram y blogs de comida durante junio y julio.

Pastel de arándanos y limón como símbolo del verano

Uno de los postres más populares y versátiles para los días calurosos es el pastel de verano de arándanos y limón. La acidez del limón en la crema o el requesón equilibra maravillosamente la dulzura de los arándanos, que además aportan un hermoso color, desde el lila claro hasta el índigo oscuro, dependiendo de la cantidad de fruta.

Imagínese una ligera base de bizcocho, sobre la cual se extiende una fresca crema de limón hecha de mascarpone y un poco de nata, cubierta con una capa de arándanos frescos. Encima, unas rodajas de limón y hojas de menta. Un pastel que deleita tanto a la vista como al paladar.

Este pastel es popular no solo por su sabor, sino también por su sencillez. No requiere una elaboración complicada, basta con unos pocos ingredientes básicos y se puede preparar incluso el día anterior. De hecho, después de reposar en el refrigerador, a menudo sabe aún mejor.

Los pasteles de frutas de verano están de regreso

Mientras que en invierno dominan los postres de chocolate y caramelo, el verano favorece la simplicidad. Los pasteles de frutas de verano no son ninguna novedad, pero en los últimos años están de moda gracias a la tendencia de la repostería casera y el regreso a ingredientes naturales y de temporada. Además, cada vez más personas intentan reducir el azúcar refinado y buscan alternativas, y el pastel de frutas permite aprovechar la dulzura natural de la fruta.

Por ejemplo, un pastel de fresas frescas y crema de crema agria y requesón, endulzado solo con un poco de miel, no solo es delicioso, sino que también es una alternativa significativamente más saludable a los productos tradicionales de pastelería. En combinación con una base de nuez o integral, además, adquiere un mayor valor nutritivo.

También son populares los llamados pasteles "raw", que no se hornean y se componen de frutas secas, nueces, aceite de coco y leche o crema vegetal. Gracias a esto, los nutrientes se mantienen intactos y los pasteles son naturalmente sin gluten ni lactosa, lo cual es apreciado por el creciente grupo de personas con intolerancias alimentarias.

Pastel de verano ligero como opción práctica

Además del sabor y el aspecto, el pastel de verano ligero tiene otra ventaja: es práctico de preparar y almacenar. No requiere técnicas complicadas de repostería ni largas horas en la cocina. Cuando el sol está fuerte, pocos tienen ganas de pasar tiempo junto al horno. Y es por eso que son populares los pasteles sin hornear, como el cheesecake con frutas o el pastel de frambuesa y coco de la nevera.

Además, los pasteles de verano a menudo no necesitan decoraciones complicadas. Basta con frutas frescas, algunas flores de lavanda, menta o flores comestibles y tienes un postre que impresionará a cualquier invitado. Ya sea que celebres un cumpleaños, organices una barbacoa o simplemente quieras darte un gusto con algo bueno para el café de la tarde.

No es casualidad que encontremos recetas similares en los libros de cocina de autoridades como Ottolenghi o Anna Jones, quienes en sus libros a menudo enfatizan la conexión entre la estacionalidad, la simplicidad y el sabor natural.

¿Qué probar si quieres ser original?

Si buscas inspiración fuera de lo clásico, tienes varias opciones:

  • Pastel de melón y yogur: trozos frescos de melón combinados con yogur griego y semillas de chía crean una variación refrescante sin grasas pesadas.
  • Pastel de lavanda y albaricoque: el aroma floral de la lavanda combina perfectamente con la dulzura de los albaricoques maduros. Un postre ideal para las noches de verano románticas.
  • Pastel de grosellas con capa de merengue: la acidez de la grosella roja y la capa esponjosa de merengue crean un contraste que impresionará incluso a los invitados más exigentes.

O puedes ir aún más allá, por ejemplo, creando un pastel en vaso. Un postre en capas con frutas, granola y yogur o requesón es adecuado para un picnic, para llevar al trabajo o como un regalo original.

Cuando el pastel también satisface la conciencia

Hoy en día, no basta con que la comida sepa bien; cada vez más de nosotros nos preguntamos de dónde proviene, cómo se produce y cuál es su impacto ambiental. Los pasteles de verano tienen la ventaja de que podemos prepararlos con ingredientes locales y de temporada, sin envases innecesarios ni ingredientes exóticos con una alta huella de carbono.

Comprar arándanos frescos de un productor local, limones orgánicos y requesón casero es no solo una elección más sostenible, sino también más sabrosa. Además, cuando preparamos el pastel en casa, tenemos control sobre lo que le ponemos. Podemos omitir el aceite de palma, los colorantes artificiales y los conservantes.

Y como dice el famoso chef británico Jamie Oliver: "Cuando sabes lo que comes y de dónde proviene, siempre sabe mejor".

Los pasteles de verano tienen esa increíble capacidad de unir: sabores, personas y experiencias. Ya sea que prepares un pastel de arándanos y limón, o apuestes por el clásico con fresas y nata, una cosa es segura: los momentos dulces saben mejor en verano con un trozo de pastel fresco en el plato.

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