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Sopa de espinacas como un almuerzo saludable que te encantará

Por qué la sopa de espinacas no debería faltar en ningún menú

Espinacas. Un milagro verde lleno de hierro, vitaminas y antioxidantes que se ama o se odia. No es casualidad que en los años 90 se convirtiera en un tema popular en los comedores escolares, aunque, claro, no siempre en su forma más atractiva. Hoy en día, las espinacas vuelven a los platos de una manera completamente diferente: como una sopa de espinacas suave, fragante y nutritiva, que atraerá incluso a los mayores opositores del color verde en el plato. Ya sea que busques un almuerzo ligero, un entrante saludable o una cena rápida, esta sopa puede ser la respuesta.

El mayor encanto de las espinacas reside en su versatilidad: se pueden usar frescas, cocidas, horneadas o congeladas. Y precisamente, la sopa cremosa de espinacas congeladas es una excelente opción para cualquiera que busque una receta simple y rápida que no pierda valor nutricional.

Tradición que sabe moderna

La sopa de espinacas ha estado arraigada en la cocina checa durante mucho tiempo, pero sus versiones modernas la elevan a un nivel completamente nuevo. Anteriormente, a menudo se preparaba con espinacas cocidas con un poco de crema y huevo, hoy en día se le añade ajo, hierbas, leche de coco o incluso cáscara de limón. Así se crea un plato que no solo es nutritivo, sino también de sabor complejo.

Y lo que es más, es una forma ideal de darles a los niños (o parejas que "no necesitan cosas verdes") una porción extra de verduras de manera discreta. Claro, no son lasaña, pero la sopa de espinacas puede sorprender. Especialmente si es cremosa, suave y adornada con un huevo duro o escalfado, que añade otra capa de sabor y proteínas.

¿Cómo hacer la mejor sopa de espinacas?

Existen innumerables variantes para preparar sopa de espinacas, pero si buscas realmente la mejor receta de sopa de espinacas, sigue algunas reglas simples.

Comienza con un buen caldo, ya sea de verduras o de pollo. Este constituye la base del sabor. Si no tienes tiempo, siéntete libre de usar un caldo casero congelado o un cubo de caldo orgánico de calidad sin glutamato. Sofríe cebolla y ajo en aceite (o mantequilla, si no te preocupa la lactosa), añade espinacas picadas o congeladas, vierte el caldo y deja cocinar brevemente. Finalmente, mezcla todo hasta que esté suave y suaviza con crema, una alternativa vegetal o incluso leche de coco.

Si quieres darle a la sopa un poco más de sustancia, añade huevo: clásico duro picado o escalfado directamente en el plato. Esta variante es popular no solo por el sabor, sino también por el efecto visual.

Receta - Sopa cremosa de espinacas con espinacas congeladas

Esta versión es ideal para días en los que necesitas cocinar rápidamente, pero no quieres comprometer el sabor y la nutrición.

Ingredientes (para 4 porciones):

  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 400 g de espinacas congeladas
  • 750 ml de caldo de verduras o pollo
  • 150 ml de crema para batir (o alternativa vegetal)
  • sal, pimienta, nuez moscada
  • opcional: 4 huevos

Instrucciones:

  1. Sofríe la cebolla picada finamente en el aceite, añade el ajo prensado y sofríe brevemente.
  2. Añade las espinacas descongeladas, sal, pimienta y una pizca de nuez moscada.
  3. Vierte el caldo y cocina aproximadamente 10 minutos.
  4. Mezcla con una batidora de mano hasta que esté suave.
  5. Añade la crema y mezcla, ajusta el sabor si es necesario.
  6. Sirve con un huevo duro o escalfado encima.

En la práctica, se ve algo así: después de un día agotador en el trabajo, llegas a casa, abres el congelador y te das cuenta de que lo único que tienes son espinacas y algunos huevos. En veinte minutos, tienes un tazón caliente de sopa en la mesa que no solo te llena, sino que también te calienta. Y si le añades un trozo de pan de masa madre, tienes una comida que podría estar en el menú de un bistró moderno.

Salud en cada cucharada

Las espinacas son una bomba nutricional. Contienen vitamina K, A, C y B9 (ácido fólico), así como hierro, magnesio y antioxidantes. Son bajas en calorías, pero ricas en fibra, por lo que llenan sin sobrecargar la digestión. Con huevo, además, proporciona proteínas completas, lo que lo convierte en un plato ideal para vegetarianos o cualquiera que quiera disfrutar de una comida ligera pero completa.


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Y aunque las espinacas frescas tienen ciertas ventajas, las espinacas congeladas son en muchos aspectos igual de buenas. Gracias a la congelación cuidadosa, conservan la mayoría de los nutrientes y al mismo tiempo ahorran tiempo en la preparación. Además, no se marchitan en dos días en la nevera, siempre están disponibles.

Sopa que se adapta a la temporada

La primavera llama a sabores frescos, el verano a la ligereza, el otoño a la sustancia y el invierno al calor. La sopa de espinacas puede desempeñar todos estos roles. En verano, se puede servir tibia con una gota de jugo de limón y un poco de yogur, en otoño se puede espesar con un trozo de papa y complementar con crutones horneados. En invierno será un plato caliente y saludable que te levantará el ánimo.

Y si buscas inspiración para variar la sopa de espinacas, prueba añadir guisantes, hierbas como tomillo o cilantro, trozos de calabaza asada o, en lugar de crema, leche de coco para un toque exótico. Las combinaciones son infinitas.

Como dice el famoso chef francés Raymond Blanc: "La sopa es como un abrazo en un tazón.” Y la de espinacas, si está bien preparada, ofrece este abrazo no solo al cuerpo sino también al alma.

Solo necesitas unos pocos ingredientes, un poco de amor en la cocina y el deseo de cocinar algo más que un caldo clásico. La sopa de espinacas hace tiempo que dejó de ser solo un trauma escolar: es un plato moderno, saludable y delicioso que tiene mucho que ofrecer en cada hogar.

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