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Dónde se esconde la dextrosa y cómo encontrarla en las etiquetas de los alimentos

Dextrina. Una palabra que quizás escuches en relación con la nutrición deportiva, en etiquetas de alimentos o en la composición de bebidas energéticas. Pero ¿qué es realmente la dextrosa y qué papel juega en nuestra dieta? ¿Es solo otro nombre para el azúcar, o tiene propiedades completamente específicas? Las respuestas no son tan simples como podrían parecer.

¿Qué es la dextrosa y de dónde proviene?

La dextrosa es un azúcar simple, químicamente conocida como D-glucosa. Es una forma de glucosa, el monosacárido más común, que se encuentra naturalmente en frutas, verduras y miel. En la industria alimentaria, la dextrosa a menudo se produce mediante hidrólisis del almidón, generalmente de maíz, por lo que también se le llama glucosa de maíz.

A diferencia del azúcar de mesa común (sacarosa), que es un disacárido compuesto de glucosa y fructosa, la dextrosa está formada únicamente por moléculas de glucosa. Esto significa que se absorbe muy rápidamente en el cuerpo y proporciona una fuente inmediata de energía. Esta característica la convierte en un ingrediente popular en alimentos destinados a deportistas y pacientes con niveles bajos de azúcar en la sangre.

Es interesante que la dextrosa se diferencia de la glucosa común principalmente por su forma cristalina original y la dirección en que rota la luz polarizada, de ahí el nombre "dextrina", derivado del latín "dexter" (derecho).

¿Por qué se utiliza la dextrosa en los alimentos?

La dextrosa en los alimentos cumple varias funciones. Además de servir como una fuente rápida de energía, tiene ventajas tecnológicas. Gracias a su capacidad para retener agua y mejorar la textura, es un componente común en productos de panadería, galletas o mezclas instantáneas. También actúa como un conservante natural, ya que reduce la actividad del agua y previene la proliferación de microorganismos.

Otra ventaja es su sabor dulce: aunque no es tan dulce como la sacarosa, aún proporciona un dulzor agradable a los alimentos. En combinación con otros azúcares, puede realzar el sabor y afectar el color gracias a su participación en la reacción de Maillard, que crea una corteza dorada en productos horneados.

Un ejemplo puede ser la avena instantánea, a la que el fabricante añade dextrosa: no solo aumenta su valor energético, sino que también garantiza que la avena tenga una textura más suave y un sabor más dulce sin necesidad de agregar una gran cantidad de azúcar común.

¿Es la dextrosa saludable o deberíamos evitarla?

Esta pregunta no tiene una respuesta sencilla. Al igual que con otros azúcares, depende de la cantidad y el contexto. La dextrosa en sí no es dañina: es una forma básica de azúcar que el cuerpo utiliza naturalmente como combustible. El cerebro, los glóbulos rojos y los músculos dependen literalmente de la glucosa.

El problema surge cuando consumimos demasiada o en un momento inadecuado. Dada su rápida acción, la dextrosa puede causar un aumento repentino en los niveles de azúcar en sangre (glucemia), seguido de una caída rápida. Esto puede llevar a fatiga, irritabilidad o incluso hipoglucemia, especialmente en personas con regulación de insulina alterada.

Por otro lado, para los deportistas que necesitan reponer energía rápidamente después de un esfuerzo intenso, la dextrosa es una elección ideal. Comúnmente se encuentra en bebidas isotónicas, geles energéticos o batidos de recuperación. En estos casos, tiene su justificación y puede contribuir a una rápida recuperación del organismo.

Un ejemplo de la vida cotidiana puede ser una situación en un maratón. Un corredor que toma un gel con dextrosa durante la carrera experimentará un aumento inmediato de energía, mientras que el cuerpo de otros corredores, que dependen solo de carbohidratos de absorción más lenta, puede comenzar a ralentizarse.

Dextrosa vs. otros azúcares

Las personas a menudo confunden términos como glucosa, fructosa, sacarosa y dextrosa. Un resumen claro puede ayudar a aclarar dónde se diferencian estas sustancias:

  • Dextrosa (glucosa): azúcar de rápida absorción, fuente directa de energía. Tiene dulzura media y un índice glucémico alto.
  • Fructosa: azúcar que se encuentra naturalmente en frutas. Tiene alta dulzura pero un índice glucémico más bajo que la glucosa. Se metaboliza en el hígado.
  • Sacarosa: azúcar de mesa común, compuesta por la mitad de glucosa y la mitad de fructosa.
  • Lactosa: azúcar de la leche compuesto por glucosa y galactosa.

Desde el punto de vista nutricional, es importante distinguir no solo la cantidad de azúcares en la dieta, sino también sus tipos. La dextrosa puede ser útil en algunas situaciones, pero en exceso, al igual que otros azúcares simples, contribuye al aumento de peso, resistencia a la insulina y otras complicaciones metabólicas.

¿Dónde encontramos la dextrosa?

La dextrosa es una sustancia que se esconde alegremente en una variedad de alimentos y productos sin que lo notemos. A menudo la encontramos en alimentos procesados, donde desempeña varios roles: no solo actúa como un edulcorante, sino que también ayuda a mantener la consistencia adecuada del producto o su vida útil. Pero no se trata solo de endulzar.

La dextrosa se añade donde los fabricantes necesitan lograr ciertas propiedades tecnológicas, por lo que a veces se encuentra donde menos lo esperamos. En los estantes de los supermercados, la encontramos comúnmente, aunque el consumidor no tenga idea, ya que es parte de la composición de bebidas no alcohólicas o barras de cereales, donde su presencia asegura un sabor y estructura estables.

Y eso no es todo. La dextrosa juega su papel oculto en muchos otros productos, como sopas instantáneas, embutidos o diversos productos de panadería, donde puede ayudar a que la masa suba o a crear una atractiva corteza dorada. A menudo la encontramos en alimentos destinados a niños, como diferentes purés, o en productos donde no esperamos la presencia de azúcar, como en soluciones médicas, como infusiones de glucosa. Aunque no se habla mucho de ella, la dextrosa sigue siendo una ayudante discreta en la industria alimentaria y farmacéutica que se ha infiltrado silenciosamente en nuestros productos cotidianos. Es una de esas cosas que están "en todas partes y en ninguna parte", y cuando aprendemos a leer las etiquetas, comenzamos a verla casi siempre.

A veces, la dextrosa también forma parte de preparaciones farmacéuticas, donde facilita la absorción de principios activos o sirve como portador. En algunos casos, también se utiliza en la fabricación de productos veganos, por ejemplo, como sustituto de la miel en galletas.

Dado que es barata y fácilmente disponible, se encuentra entre los ingredientes alimentarios más utilizados.

¿Cómo reconocer la dextrosa en la etiqueta?

Si estás cuidando tu ingesta de azúcares simples, te será útil saber que la dextrosa no siempre aparece en los envases bajo el mismo nombre. A menudo se esconde detrás de términos como glucosa, D-glucosa, glucosa de maíz o simplemente azúcar de uva, por lo que al leer etiquetas, mantente alerta.

En algunos casos, también puede aparecer como parte de un nombre más complejo, como "jarabe de glucosa". Sin embargo, este ya contiene una mezcla de diferentes azúcares, no solo dextrosa.

Según la normativa de la UE, todos los ingredientes alérgenos y los azúcares añadidos deben estar claramente indicados en los envases de los alimentos. Sin embargo, es recomendable leer las etiquetas con atención, ya que la cantidad total de azúcares puede estar oculta en varios componentes diferentes.

¿Tiene la dextrosa un lugar en una dieta sostenible y saludable?

En una época en la que el interés por la alimentación saludable y el estilo de vida sostenible está en aumento, incluso los ingredientes comunes están bajo escrutinio. La dextrosa como azúcar aislada de producción industrial no es ecológicamente problemática en sí misma, pero su uso excesivo en alimentos procesados industrialmente puede llevar al consumo de alimentos de menor calidad.

Una alternativa puede ser fuentes naturales de glucosa: por ejemplo, frutas, batatas o avena. Estas no solo proporcionan azúcares, sino también fibra, vitaminas y minerales. En el contexto de una alimentación sostenible, lo ideal es centrarse en alimentos integrales y productos procesados con un mínimo de azúcar añadido.


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La cita de la nutricionista Linda Košťálová lo resume bien: “El azúcar como tal no es el enemigo; el problema es cuando se convierte en el componente principal de nuestra dieta."

Y precisamente por eso vale la pena saber qué es la dextrosa y en qué forma llega a nuestro cuerpo. No para evitarla por completo, sino para manejarla conscientemente, al igual que con los otros componentes de nuestra dieta.

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