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¿Qué es la pepsina y por qué es tan importante para nuestra digestión?

En el cuerpo humano existe un ayudante silencioso pero increíblemente eficaz, sin el cual no podríamos imaginar la digestión común. Se llama pepsina y es una de las enzimas más importantes en el estómago humano. Aunque no se habla mucho de ella en una conversación cotidiana, es precisamente la enzima pepsina la que juega un papel clave en la descomposición de las proteínas en los alimentos. Sin ella, no podríamos obtener los aminoácidos esenciales del carne, los huevos o las legumbres, que necesitamos para el crecimiento, la curación y la producción de hormonas.

¿Cómo funciona la pepsina en el cuerpo humano?

La pepsina es una enzima que se activa en el ambiente ácido del estómago. El cuerpo la produce en forma de un precursor inactivo llamado pepsinógeno, que se transforma en pepsina activa en presencia de ácido clorhídrico (HCl). Este proceso es muy sofisticado y sirve para proteger la mucosa gástrica: si la pepsina se activara antes, podría dañar las células que la producen.

Una vez activada, comienza su trabajo: descompone largas cadenas de proteínas en fragmentos más cortos – péptidos. En otras palabras, responde a la pregunta "¿qué descompone la pepsina?" – precisamente las proteínas. Sin esta descomposición, el cuerpo humano no podría absorber los aminoácidos, que son las unidades básicas de la vida.

Es interesante que la pepsina solo puede funcionar en un ambiente ácido: su pH óptimo se sitúa alrededor de 1.5 a 2. Una vez que el contenido del estómago se mueve al intestino delgado, donde el ambiente es alcalino, la actividad de la pepsina disminuye rápidamente y su papel lo asumen otras enzimas, como la tripsina o la quimotripsina.

La pepsina y su lugar entre las enzimas digestivas

Dentro del sistema digestivo, existe una variedad de enzimas, cada una responsable de un componente diferente de los alimentos: carbohidratos, grasas o proteínas. La pepsina se encuentra entre las enzimas proteolíticas, es decir, aquellas que descomponen las proteínas. Sin embargo, es una de las pocas que actúa ya en el estómago. La mayoría de las enzimas se activan en el intestino delgado, donde también se absorben los nutrientes.

Muchas personas no se dan cuenta de que sin el correcto funcionamiento de la enzima pepsina, surgirían numerosos problemas, no solo una mala digestión y distensión abdominal, sino también una falta de nutrientes clave. La falta de aminoácidos puede llevar a fatiga, debilidad del sistema inmunológico, cicatrización lenta de heridas o incluso desequilibrio hormonal.

Una de las razones por las que la pepsina puede estar menos activa es un bajo nivel de ácido estomacal. Y esto es común en personas mayores, en situaciones de estrés crónico o con el uso prolongado de medicamentos para reducir la acidez estomacal.

¿Qué sucede cuando la pepsina no funciona correctamente?

Si el cuerpo no produce suficiente pepsina, o si no hay suficiente ácido en el estómago para activarla, puede haber una mala digestión de proteínas. En la práctica, esto puede significar pesadez después de comer, distensión abdominal, eructos o incluso estados inflamatorios en los intestinos causados por restos de alimentos no digeridos. A veces, las personas confunden este problema con intolerancia a ciertos alimentos, cuando en realidad puede ser simplemente una falta de la enzima digestiva adecuada.

Un ejemplo interesante de la práctica lo presenta la doctora en medicina integrativa, Dra. Amy Myers, quien en su libro menciona el caso de un paciente con fatiga crónica, problemas digestivos y problemas de piel. Solo cuando se enfocó en restaurar la digestión, incluyendo el apoyo a la producción de ácido y el suplemento de la enzima pepsina, se mejoraron todos los síntomas. El cuerpo comenzó a absorber eficientemente los nutrientes que antes solo pasaban por el tracto digestivo sin beneficio.

Apoyo natural a la pepsina y la digestión saludable

Afortunadamente, existen varias formas naturales de apoyar la actividad de la pepsina y así mejorar la digestión de proteínas. El primer paso es apoyar la producción de ácido estomacal, por ejemplo, consumiendo alimentos fermentados, como el chucrut, vinagre de manzana o kéfir. Algunas personas también recurren a suplementos que contienen betaína HCl y pepsina, que ayudan a la digestión, especialmente cuando la producción de ácido estomacal es baja.

Incluso nuestras abuelas sabían que comenzar la comida con una pequeña cantidad de hierbas amargas – como ajenjo o achicoria – ayuda a estimular los jugos gástricos. Las sustancias amargas estimulan tanto la producción de ácido como la secreción de enzimas digestivas. Otra opción es masticar adecuadamente los alimentos, lo que envía señales al tracto digestivo para que se prepare para recibir los alimentos.

Sin embargo, es importante mencionar que el uso prolongado de medicamentos para reducir la acidez estomacal, como los inhibidores de la bomba de protones, puede afectar la actividad de la pepsina y, por lo tanto, todo el proceso digestivo. Si alguien toma estos medicamentos regularmente, debería consultar con su médico sobre su impacto a largo plazo.

Influencia del estilo de vida en la enzima pepsina

Las enzimas digestivas no son solo el resultado de procesos biológicos; están profundamente influenciadas por nuestro estilo de vida. El estrés crónico, la falta de sueño, una dieta inadecuada o comer rápidamente "de pie" pueden reducir la efectividad de todo el proceso digestivo. Así, aunque la pepsina pueda estar presente, no funcionará de manera óptima.


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“El sistema digestivo es como una orquesta que debe tocar en el ritmo adecuado: cuando el cuerpo está estresado, todo el concierto se desmorona," dice la nutricionista Dra. Libby Weaver. La clave para una digestión correcta no es solo lo que comemos, sino también cómo y cuándo comemos. Un ritmo más lento, una alimentación consciente y un descanso de calidad pueden tener un mayor impacto del que podríamos imaginar.

¿Qué conclusión sacar de todo esto?

La pepsina puede ser discreta, pero su papel en el cuerpo es crucial. Sin ella, no podríamos absorber adecuadamente las proteínas, que forman la base de nuestros músculos, enzimas, hormonas y células inmunológicas. Si surgen problemas digestivos crónicos, la pepsina podría ser uno de los factores en los que vale la pena enfocarse. Ya sea a través de la dieta, las hierbas o la ayuda profesional, apoyar esta enzima puede tener un impacto positivo no solo en la digestión, sino también en la vitalidad general.

En última instancia, la pepsina es un ejemplo de cómo incluso una pequeña parte de un sistema biológico puede tener un gran impacto en nuestra salud. Y son precisamente estos pequeños detalles, que a menudo damos por sentados, los que pueden ser la clave para un mejor funcionamiento del cuerpo y la mente.

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