
Cómo preparar pasteles de Ischl que encantarán a tus invitados

Ischelské dortíčky - Un clásico austriaco que también conquistó la Navidad checa
Los dulces navideños tienen un lugar especial en la cultura checa. Cada año, las mesas se llenan de decenas de tipos de pasteles que se transmiten de generación en generación, y cada familia tiene su receta secreta que guarda celosamente. Junto a los tradicionales croissants de vainilla, galletas Linzer o pracny, cada vez es más común encontrar también el ischelské cukroví – pequeñas tartas aromáticas y mantecosas con nueces, chocolate y mermelada, que evocan un pequeño pedazo de la elegancia de las cafeterías vienesas.
El origen de estas pequeñas delicias se remonta a la ciudad austriaca de Bad Ischl, un conocido balneario de la familia imperial, donde supuestamente se crearon como un homenaje al emperador Francisco José I. En el entorno checo, se establecieron rápidamente y hoy en día los ischelské dortíčky son una adición popular no solo a la mesa navideña, sino también a las ocasiones festivas durante todo el año. ¿Qué tienen de especial que han conquistado los corazones de amas de casa y pasteleros?
Pequeños, pero ricos en sabor e historia
La característica distintiva de los ischelské dortíčky es su delicada masa Linzer, que después de hornearse se une con mermelada picante – usualmente de grosella o frambuesa. Pero no es tan simple, ya que las tartas luego se cubren con una rica crema, a menudo de chocolate, mantequilla y nueces, y se recubren con un glaseado de chocolate oscuro. El resultado es una combinación armoniosa de dulce, ácido y amargo, que se derrite en la boca y deja una impresión inolvidable. No es de extrañar que la receta del ischelské cukroví se haya convertido en un pequeño tesoro en cada colección de pastelería.
Quizás te preguntes: ¿por qué hornear algo tan complicado cuando tenemos las galletas Linzer? Precisamente en la elaborada estratificación de sabores radica el encanto de estas tartas. Ischelské no se trata solo de dulces – es un arte que requiere tiempo, paciencia y amor por el detalle. Y es precisamente esto lo que los convierte en una pieza excepcional en cada mesa festiva.
Una receta que vale la pena tener a mano
La preparación de los ischelské dortíčky no es complicada, pero requiere varios pasos y, sobre todo, ingredientes de calidad. La base es una masa de mantequilla con avellanas, que se extiende en una lámina delgada y se corta en diversas formas – tradicionalmente redondas, pero también puedes encontrarlas en forma de estrellas o corazones. Después de hornearse, se unen con mermelada, se cubren con crema y se recubren con glaseado.
Receta básica para ischelské cukroví:
Masa:
- 200 g de harina de espelta suave
- 100 g de avellanas molidas
- 70 g de azúcar glas
- 200 g de mantequilla
- una pizca de sal
- 1 yema de huevo
Relleno:
- mermelada de grosella o frambuesa de calidad
Crema para ischelské dortíčky:
- 100 g de mantequilla
- 50 g de chocolate oscuro
- 2 cucharadas de azúcar glas
- 2 cucharadas de nueces molidas
- opcional: una gota de ron para un sabor más intenso
Cobertura:
- 100 g de chocolate oscuro de calidad
- 1 cucharada de aceite de coco o mantequilla
Trabaja la masa hasta obtener una mezcla homogénea, envuélvela en film transparente y déjala reposar al menos una hora en la nevera. Luego extiende en una lámina delgada, corta formas y hornea a 170 °C durante unos 8-10 minutos hasta que estén doradas. Una vez frías, únelas con mermelada, cúbrelas con crema y recúbrelas con glaseado. Déjalas reposar idealmente durante varios días – los sabores se combinan maravillosamente y las tartas adquieren una suavidad especial.
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Tradicional, pero también variable
Aunque la receta clásica está bastante establecida, hay muchas opciones para variarla. En lugar de avellanas, puedes usar almendras o nueces, reemplazar la mermelada con confitura de cerezas, o aventurarte en una versión vegana con mantequilla y chocolate sin leche de origen vegetal. Cada vez más hogares también optan por harina de espelta o integral, para disfrutar de dulces festivos con menos remordimientos.
Una alternativa interesante es el llamado "raw ischelské cukroví" – versiones sin hornear elaboradas con bases de nueces y dátiles, que se ajustan a la tendencia actual de disfrute saludable y sostenible. Cualquiera que sea el camino que elijas, los ischelské dortíčky mantienen su carácter noble y su atmósfera festiva incluso en una interpretación moderna.
No solo para Navidad
Aunque el ischelské cukroví se asocia principalmente con la Navidad, no hay razón por la que no pueda formar parte de otras celebraciones – como en la mesa de Pascua, durante una boda o en una fiesta de cumpleaños. Gracias a su capacidad de almacenamiento y larga duración, también son ideales como regalos comestibles. Solo necesitas empacarlos en un bonito tarro o caja de papel, añadir una etiqueta con un deseo y el regalo personal está listo.
Una de las tradiciones favoritas que se mantienen en las familias checas es hacer ischelské dortíčky con los niños. A los niños les encanta cortar formas y ayudar con el relleno y la decoración. Aprenden no solo paciencia y habilidades motoras finas, sino también que las cosas valiosas se crean con trabajo honesto. Como dice un viejo proverbio: "Lo que aprendes de niño, lo encuentras como adulto."
Un pequeño pastel con una gran historia
Aunque en los libros de cocina checos los ischelské dortíčky aparecen más bien marginalmente, en los últimos años han experimentado un renacimiento. El interés en las recetas tradicionales, el regreso a los ingredientes honestos y el deseo de evitar los dulces industrialmente producidos llevan a que la gente busque cada vez más recetas comprobadas de ischelské cukroví.
En los blogs de comida, programas de televisión y grupos comunitarios, hoy en día encontramos decenas de variantes, consejos para la decoración y mejoras. Y aunque cada receta tiene su encanto, la base sigue siendo la misma: amor por la repostería, ingredientes honestos y un poco de paciencia.
Es interesante que en Austria todavía existen confiterías que mantienen las recetas originales del siglo XIX. Se dice que algunas de ellas preparan ischelské dortíčky a mano según los registros originales de la cocina imperial. Esta tradición se transmite no solo en las familias, sino también en talleres profesionales, donde la calidad y autenticidad siguen siendo primordiales.
Una vez que pruebas el ischelské cukroví, es difícil dejarlo. Ya sea que decidas seguir la receta tradicional o adaptarla a tu gusto, una cosa es segura: en el momento en que después de una semana de reposo muerdas la masa quebradiza, sientas la acidez suave de la mermelada y la suavidad de la crema, comprenderás por qué este pequeño postre conquistó el corazón de toda Europa.
Y quizás este año, en lugar de la clásica vainilla, te preguntes: “¿Por qué no añadimos algo de Bad Ischl a la mesa?"