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Mareos psicógenos y su impacto en la vida cotidiana

Mareos psicógenos o cuando la cabeza da vueltas, pero el cuerpo está sano

Los mareos son síntomas físicos desagradables que pueden afectar significativamente la calidad de vida. Muchas personas asocian este término con trastornos del oído interno o problemas neurológicos, pero a veces la causa no reside en el cuerpo mismo. Los mareos psicógenos, también conocidos como mareos funcionales o psíquicos, son una categoría especial que conecta el cuerpo y la mente. ¿Cómo es posible que una persona sienta que la cabeza le da vueltas cuando todos los resultados médicos están bien?

Según los expertos de la Clínica Mayo, los mareos psicógenos pueden surgir como resultado del estrés, ansiedad o depresión. No se trata de "fingir" – los pacientes realmente experimentan sus dificultades, solo que su origen no es físico, sino psicológico. Este fenómeno destaca la fascinante conexión entre lo que sentimos y cómo reacciona nuestro cuerpo.

¿Cómo se presentan los mareos psicógenos?

Los mareos psicógenos se diferencian de los orgánicos en varios aspectos clave. Las personas suelen quejarse de una sensación de "inseguridad en el espacio", "suelo que flota" o "oscilación". También es característico que sean variables – en un momento la persona se siente relativamente bien, y al siguiente necesita apoyarse en la pared. Sorprendentemente, estos mareos a menudo empeoran en situaciones tranquilas, como al estar de pie en una fila o al caminar por un espacio abierto, y disminuyen con la distracción.

Uno de los signos clave es que los mareos psicógenos no suelen estar acompañados de otros síntomas neurológicos, como pérdida de fuerza en las extremidades o trastornos del habla. Las pruebas médicas – por ejemplo, evaluaciones de equilibrio, audición o imágenes cerebrales – generalmente no muestran anomalías.

Imaginemos un ejemplo: una joven comienza a experimentar mareos durante un período laboral exigente. Aunque consulta a varios especialistas y se somete a diversas pruebas, no se encuentra una causa física. Solo una consulta con un psicólogo revela que el estrés y la tensión prolongada se somatizan en ella en forma de mareos.

¿Qué causa los mareos psicógenos?

Los factores psicológicos asociados con el desarrollo de mareos psicógenos son variados. Entre los más comunes se encuentran:

  • Trastornos de ansiedad: La ansiedad generalizada, ataques de pánico o trastornos fóbicos pueden llevar a sensaciones de mareo.
  • Depresión: La disminución de la energía y la somatización general de las emociones pueden causar la percepción de inseguridad en el espacio.
  • Estrés y agotamiento: La tensión prolongada sin posibilidad de recuperación puede afectar la percepción del equilibrio.
  • Trastorno de estrés postraumático (TEPT): Las personas que han experimentado un trauma pueden percibir los mareos como parte de sus manifestaciones físicas.
  • Trastornos somatoformes: Una condición en la que los problemas psicológicos llevan al desarrollo de síntomas físicos sin causa orgánica.

A veces, detrás del desarrollo de mareos psicógenos se esconde el miedo a los mareos en sí mismos. Este círculo vicioso se activa cuando una persona experimenta una desagradable sensación de mareo, comienza a temer su regreso, y así lo provoca ella misma. Este mecanismo es conocido como "inestabilidad postural fóbica".

Diagnóstico de mareos psicógenos

Diagnosticar mareos psicógenos no es sencillo. Los médicos deben primero descartar todas las posibles causas orgánicas, como enfermedades del oído interno (por ejemplo, enfermedad de Ménière), enfermedades neurológicas (por ejemplo, esclerosis múltiple) o problemas cardiovasculares. Solo cuando todos los resultados son negativos, se comienza a considerar el origen psicógeno de las molestias.

Algunas pruebas especializadas, como la llamada posturografía, pueden mostrar características específicas de inestabilidad típicas de los trastornos psicógenos del equilibrio. Además, es clave una historia clínica cuidadosa – es decir, una conversación con el paciente enfocada no solo en los síntomas físicos, sino también en su estado psicológico, situación de vida actual y problemas psicológicos previos.

El profesor de neurología Wolfgang H. Jost comentó acertadamente: "En el diagnóstico de mareos psicógenos, la mejor herramienta es la escucha humana." Este enfoque es cada vez más valioso en una época en la que la medicina a menudo depende más de los dispositivos que de la empatía humana.

¿Cómo se tratan los mareos psicógenos?

La buena noticia es que los mareos psicógenos son tratables. Sin embargo, como muestra la práctica, el tratamiento requiere un enfoque integral. Simplemente asegurar al paciente que "todo está bien" generalmente no es suficiente. Es crucial trabajar en eliminar las causas psicológicas y aprender a manejar el estrés y la ansiedad.


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Los enfoques terapéuticos más comunes incluyen la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a la persona a deshacerse de patrones de pensamiento negativos asociados con los mareos. Además de esto, a menudo ayudan la relajación y los ejercicios de respiración, que liberan tensión y calman la percepción interna. Un gran apoyo es también la fisioterapia centrada en el equilibrio — gracias a ella, la persona vuelve a confiar en su movimiento y no tiene tanto miedo. Y cuando es necesario, a veces entra en juego la farmacoterapia, como antidepresivos o ansiolíticos, siempre bajo supervisión psiquiátrica.

Es precisamente la combinación de apoyo psicológico y rehabilitación física la que suele ser más eficaz. La historia de un hombre de treinta años, que después de un período de trabajo intenso comenzó a experimentar mareos, muestra que la paciencia y el trabajo constante en uno mismo pueden llevar a un regreso a una vida de calidad. Después de varios meses de terapia y ejercicio regular, sus molestias se redujeron significativamente.

¿Cómo ayudarse en casa?

Los mareos psicógenos pueden hacer la vida muy incómoda, por lo que es importante no solo buscar la ayuda de un especialista, sino también cambiar algo en la rutina diaria. Una de las cosas clave es mantener un horario diario regular – el cuerpo y la mente aprecian la certeza y el ritmo; de lo contrario, pueden caer fácilmente en el caos. De igual manera, no se debe subestimar un buen sueño; no darnos suficiente descanso puede empeorar la situación.

Realmente ayuda el ejercicio regular, pero sin exagerar – actividades suaves como el yoga, pilates o un paseo tranquilo por la naturaleza son ideales. Otra cosa importante es el manejo del estrés; técnicas como la meditación, mindfulness o el entrenamiento autógeno funcionan como herramientas efectivas para controlar las emociones. Y aunque a veces puede ser tentador, es importante no aislarse – no aislarse es absolutamente fundamental, ya que compartir preocupaciones con seres queridos ayuda a reducir significativamente la carga psicológica y la sensación de estar solo.

Sin embargo, es necesario recordar que la automedicación no reemplaza la atención profesional. Si los mareos persisten, siempre es recomendable consultar a un médico.

Los mareos psicógenos nos recuerdan que el cuerpo y la mente no son mundos separados. Nuestras emociones, estrés y conflictos internos pueden reflejarse en la salud física de maneras que quizás no podríamos imaginar. En estos tiempos acelerados, donde la presión por el rendimiento y la perfección alcanza niveles récord, no es de extrañar que el cuerpo a veces envíe señales de advertencia. Y tal vez en esos momentos es cuando debemos detenernos, desacelerar y escuchar lo que nuestro cuerpo nos está comunicando silenciosamente.

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