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Cuando demasiado de algo bueno hace daño - lo que necesitas saber sobre el exceso de vitamina D

La vitamina D es uno de los nutrientes más discutidos de los últimos años. Mientras que antes era conocida principalmente como "la vitamina del sol", hoy se habla de ella en relación con la inmunidad, la depresión, la salud ósea e incluso la prevención de algunas enfermedades crónicas. No es de extrañar que su popularidad haya aumentado drásticamente, al igual que el consumo de suplementos que la contienen. Pero, como suele ocurrir, incluso lo saludable puede ser perjudicial si se consume en exceso.

Pocas personas son conscientes de que el exceso de vitamina D en el cuerpo puede tener consecuencias serias. Y dado que es una vitamina soluble en grasa, el cuerpo la almacena y la elimina con dificultad, lo que aumenta el riesgo de acumulación a niveles peligrosos. Mientras que la deficiencia de vitamina D es un problema bien conocido y abordado, los síntomas del exceso de vitamina D pueden ser sutiles, inespecíficos y a menudo subestimados.

¿Por qué necesitamos vitamina D?

La vitamina D es esencial para la absorción de calcio y fósforo, y por lo tanto, para tener huesos y dientes saludables. También apoya la función del sistema inmunológico, influye en el estado de ánimo y puede tener un impacto en la prevención de algunas enfermedades autoinmunes. El cuerpo humano puede producir esta vitamina por sí mismo, solo necesita exponer la piel a la luz solar. Sin embargo, en nuestras latitudes durante los meses de otoño e invierno, esto no siempre es posible, por lo que se recurre a los suplementos.

¿Cuándo surge el problema?

El exceso de vitamina D en el cuerpo surge casi exclusivamente de los suplementos – una sobredosis de sol prácticamente no es una amenaza, ya que el cuerpo descompone el exceso de vitamina producido. Pero el problema surge cuando las personas toman dosis más altas de las recomendadas por los expertos, a menudo con la creencia de que cuanto más, mejor. Sin embargo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda un máximo diario de vitamina D para adultos de hasta 100 microgramos (4,000 UI), mientras que la suplementación habitual oscila entre 20 y 50 microgramos.

Síntomas del exceso de vitamina D - ¿qué observar?

Cuando alguien abusa de la vitamina D, puede desequilibrar su cuerpo – específicamente, aumenta el nivel de calcio en la sangre, lo que se conoce técnicamente como hipercalcemia. Y es precisamente este "exceso de calcio" el principal culpable que desencadena la mayoría de los problemas desagradables. El cuerpo reacciona de diversas maneras – puedes empezar a sentir náuseas, algunas personas incluso vomitan y pierden el apetito, lo cual es bastante desagradable, especialmente si estás acostumbrado a comer bien.

También aparece fatiga, sensación de debilidad, o una especie de letargo como si se te estuviera agotando la batería, y además, puedes comenzar a tener dolores de cabeza o musculares sin causa aparente. Otra señal común es tener más sed – bebes más, pero también corres constantemente al baño porque el cuerpo intenta eliminar el exceso de calcio de alguna manera. Y a veces, esto lleva a cambios de humor – puedes estar irritable, confundido o experimentar ciertos cambios psicológicos que otros notan.


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En resumen, la próxima vez que vayas a tomar un suplemento de vitamina D, no subestimes la dosificación – demasiado de algo bueno puede a veces ser perjudicial.

En casos extremos, puede causar daño a los riñones, ritmos cardíacos o calcificación de los tejidos blandos, que son condiciones graves que requieren intervención médica.

Un ejemplo de la vida real: en 2022, los medios británicos informaron sobre el caso de un hombre que durante meses tomó dosis excesivas de vitamina D con el objetivo de "fortalecer su inmunidad post-COVID". El resultado fue úlceras estomacales, pérdida de 12 kilogramos de peso y hospitalización por hipercalcemia severa. Estos casos no son comunes, pero advierten sobre lo fácil que es que una buena intención se convierta en un riesgo para la salud.

¿Quién está más en riesgo?

El exceso de vitamina D en el cuerpo puede ser un problema serio, y muchas personas no prestan atención a ello. Los más en riesgo son aquellos que combinan diferentes suplementos sin pensar – por ejemplo, toman un multivitamínico, añaden gotas de vitamina D, y además desayunan diariamente alimentos enriquecidos con vitamina D, como leches o yogures especiales.

Así es como se puede acumular rápidamente, sin que te des cuenta. Pero el riesgo también aumenta significativamente en aquellos con problemas de metabolismo del calcio o aquellos con enfermedades renales – aquí es necesario un enfoque especialmente cuidadoso, ya que el cuerpo maneja peor el exceso de vitamina D. Lamentablemente, también es común que las personas comiencen a suplementar vitamina D "por si acaso", sin saber siquiera cuál es su nivel inicial en la sangre.

Sin embargo, esta precaución puede volverse fácilmente en su contra. Por eso, lo mejor es siempre consultar con un médico o al menos no tomar cinco cosas diferentes a la vez sin un plan.

Es especialmente importante ser cauteloso con los niños pequeños, donde una dosis incorrecta puede causar rápidamente complicaciones de salud.

¿Cómo saber si tienes demasiada vitamina D?

Dado que los síntomas del exceso de vitamina D pueden confundirse fácilmente con otros problemas – por ejemplo, agotamiento o problemas digestivos – es crucial medir el nivel de vitamina D. Este análisis de sangre es simple y está ampliamente disponible. Los valores ideales están entre 75 y 150 nmol/l. Los valores por encima de 250 nmol/l ya indican un posible problema, y por encima de 375 nmol/l se considera un rango tóxico.

También es importante monitorear los niveles de calcio y creatinina, que pueden indicar si hay cambios no deseados en el cuerpo.

¿Cuáles son las dosis seguras y cómo proceder?

En cuanto a la prevención, la mayoría de los adultos se benefician de una dosis diaria de 20 a 50 microgramos (800–2,000 UI), dependiendo de la edad, peso, estilo de vida y estación del año. Para los niños y ancianos, las recomendaciones suelen ser más individuales. Por lo tanto, al tomar suplementos es importante:

  1. Saber cuál es tu nivel inicial de vitamina D
  2. No combinar varios productos sin leer cuidadosamente los ingredientes
  3. Seguir la dosificación recomendada por un profesional

Por supuesto, la vitamina D tiene sus indiscutibles ventajas. Pero como dijo Paracelso: "Todas las sustancias son venenos; depende solo de la dosis si la sustancia se convierte en veneno."

¿Qué dicen las autoridades expertas y qué muestran los estudios?

Según la declaración oficial del Instituto Nacional de Salud Pública, no hay evidencia de que altas dosis de vitamina D (por ejemplo, 10,000 UI diarias) tengan efectos positivos adicionales en individuos sanos. Por el contrario, la exposición prolongada a dosis tan altas puede llevar a complicaciones. Un estudio de revisión publicado en la revista The New England Journal of Medicine advierte que la suplementación siempre debe ser dirigida y guiada por los niveles actuales en sangre – no "por si acaso".

Las aseguradoras de salud en algunos países incluso han dejado de cubrir pruebas generales de vitamina D debido a su uso excesivo y la presión de la industria farmacéutica.

Alternativas a la "tableta del sol"

Para aquellos que quieren evitar el riesgo de sobredosis, existen formas alternativas de complementar la vitamina D de manera segura y natural. Principalmente, pasar tiempo al aire libre regularmente, incluso cuando está nublado – los rayos UVB penetran a través de las nubes. La dieta también puede contribuir: se encuentra en pescados grasos (salmón, sardinas), huevos, hongos y algunos alimentos enriquecidos.

Para los amantes de los métodos naturales, también hay disponibles suplementos vegetales con menor contenido de vitamina D2 o D3 de líquenes – una opción más segura para aquellos que desean evitar altas dosis sin control.

La vitamina D es un verdadero regalo de la naturaleza, pero también un nutriente que debe manejarse con respeto. Un estilo de vida saludable no se trata de extremos, sino de equilibrio. Y precisamente el equilibrio – entre el sol, la dieta y los suplementos – es la clave para que esta vitamina realmente nos beneficie y no nos perjudique.

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