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Explora la nocividad de la maltodextrina y su impacto en la salud

Maltodextrina bajo la lupa

Maltodextrina. Una sustancia que la mayoría de las personas ni siquiera nota en las etiquetas de sus alimentos favoritos, pero que está presente en una variedad de comidas, bebidas, suplementos nutricionales e incluso medicamentos. Su nombre no suena particularmente alarmante, pero aparece asociado a preguntas como "¿Es la maltodextrina perjudicial?" o "¿Cuál es el efecto de la maltodextrina en la salud?" Y no es de extrañar: en una época en la que cada vez más personas se preocupan por la composición de los alimentos y buscan vivir de manera más saludable, es importante saber qué estamos consumiendo realmente.

Maltodextrina es básicamente un polisacárido, un tipo de carbohidrato que se produce a partir de almidones naturales, generalmente de maíz, papa, trigo o arroz. Se obtiene mediante un proceso llamado hidrólisis, donde el almidón se descompone en cadenas más cortas de azúcares, formando así una sustancia en polvo sin color ni olor, pero con un sabor ligeramente dulce. Precisamente esta característica la convierte en un complemento ideal para la industria alimentaria, ya que no afecta significativamente el sabor del producto final.

¿Por qué se utiliza tanto la maltodextrina?

Los fabricantes de alimentos aprecian la maltodextrina por varias razones. Actúa como espesante, estabilizador, portador de sabor, mejora la consistencia del producto, prolonga la vida útil y, además, es económica. La encontramos en sopas instantáneas, salsas, barras de proteínas, bebidas deportivas, alimentos infantiles, e incluso en yogures bajos en grasa o productos de panadería.

A menudo, la maltodextrina aparece en lugares inesperados, como en algunos edulcorantes naturales o productos orgánicos, ya que la maltodextrina en sí misma puede ser producida a partir de materias primas de calidad ecológica. Sin embargo, esto no significa que sea automáticamente saludable.

Aquí surge la pregunta que preocupa a muchos consumidores: ¿Cuál es el verdadero impacto de la maltodextrina en la salud?

¿Es la maltodextrina perjudicial?

Al observar estudios científicos y opiniones de instituciones especializadas, como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) o la FDA estadounidense, la maltodextrina se considera segura para el uso común en alimentos. Pero esto no significa que esté completamente libre de riesgos.

El mayor desafío es su impacto en los niveles de azúcar en sangre. A pesar de no ser un azúcar clásico, tiene un índice glucémico muy alto, a veces más alto que la glucosa. Esto significa que su consumo puede provocar un aumento brusco en los niveles de azúcar en la sangre, lo cual es problemático especialmente para los diabéticos o personas con resistencia a la insulina.

Además, este aumento repentino de energía suele ser seguido por una rápida caída, lo que puede llevar a sentirse cansado, irritable o a tener más antojos de dulces. El consumo regular de productos con maltodextrina puede contribuir a un desequilibrio energético y fomentar el exceso de comida.

Otras preocupaciones están relacionadas con su impacto en el microbioma intestinal. Algunas investigaciones sugieren que la maltodextrina puede afectar negativamente la composición de las bacterias intestinales, especialmente al promover el crecimiento de cepas dañinas, como Escherichia coli. Esto puede afectar al sistema inmunológico y la resistencia general del organismo. Una investigación de 2012, publicada en la revista Gut Microbes, advirtió que la maltodextrina puede interferir con la capacidad de las células para defenderse contra ciertos patógenos.

Otro aspecto es su posible influencia en los procesos inflamatorios del cuerpo. Según algunos estudios, el consumo frecuente de maltodextrina podría aumentar la producción de moléculas inflamatorias, lo que puede ser riesgoso especialmente para personas con enfermedades crónicas, como enfermedades autoinmunes o síndrome del intestino irritable.

Y aunque la maltodextrina se produce a partir de materias primas naturales, el proceso de producción es tan industrializado que la sustancia resultante tiene poco que ver con la planta original. Por ello, algunos expertos la consideran más bien un ingrediente ultraprocesado, que debería ser limitado en una dieta saludable.

¿Cuándo evitar la maltodextrina?

No todo el mundo necesita restringir estrictamente la maltodextrina en su dieta. Si aparece solo ocasionalmente en una dieta equilibrada, su impacto en la salud probablemente no será significativo. Sin embargo, para algunos grupos de personas puede ser problemático:

  • Diabéticos y personas con resistencia a la insulina: debido a su alto índice glucémico.
  • Personas con digestión sensible o problemas intestinales: pueden experimentar hinchazón u otros problemas digestivos.
  • Aquellos que intentan perder peso: ya que puede aumentar el apetito.
  • Personas con enfermedades inflamatorias: debido a la posible exacerbación de procesos inflamatorios.

Un ejemplo interesante que ilustra cómo la maltodextrina se infiltra silenciosamente en la dieta común es la historia de una joven que decidió adoptar un estilo de vida más saludable debido a dolores abdominales crónicos. Tras varias consultas con un nutricionista, comenzó a leer etiquetas y descubrió que su yogur "fitness" favorito contenía no solo maltodextrina, sino también otros azúcares ocultos. Después de varias semanas sin estos productos, su digestión mejoró notablemente y el dolor disminuyó. Esta historia no es una excepción: muestra cuán poco a menudo somos conscientes de lo que realmente comemos.

¿Qué es importante saber al leer etiquetas?

La maltodextrina puede esconderse en los envases bajo diferentes nombres, generalmente como "maltodextrina" o "almidón modificado". Si aparece al principio de la lista de ingredientes, significa que el producto contiene una cantidad relativamente alta. Para personas más sensibles o aquellas que desean limitar la ingesta de carbohidratos simples, es recomendable vigilar su presencia.

En productos ecológicos y orgánicos, la situación es algo mejor: a menudo prescinden de la maltodextrina o la utilizan en cantidades limitadas. Otra ventaja es que la calidad orgánica garantiza la ausencia de organismos genéticamente modificados, de los cuales la maltodextrina se produce a menudo en la industria convencional.

Como dice la conocida experta en nutrición Marion Nestle: "No comas nada que tu abuela no reconocería como comida." Y la maltodextrina definitivamente no entra en esa categoría.

¿Existen alternativas?

Sí, y a menudo son mucho más naturales. Como portadores de sabor o espesantes, se pueden utilizar fibra natural, tapioca, jarabe de achicoria o frutas secas. En la nutrición deportiva, donde la maltodextrina se usa a menudo por la energía rápida, se pueden emplear fuentes naturales de carbohidratos de calidad como dátiles, pasas o puré de plátano.

Por supuesto, es necesario tener en cuenta que las alternativas naturales tienen una vida útil más corta o un sabor diferente, pero desde el punto de vista de la salud, son una opción mucho más respetuosa.

La maltodextrina no es tóxica ni automáticamente perjudicial. Pero en una época en la que buscamos un equilibrio entre sabor, nutrición y sostenibilidad, es bueno saber qué se esconde detrás de este nombre complicado. Y decidir si realmente la necesitamos en nuestro plato, o si preferimos ingredientes que estén más cerca de la naturaleza que del laboratorio.

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