
Cómo elegir el mejor skyr para tu estilo de vida saludable

Skyr - el milagro islandés que conquista las neveras checas
En los estantes de los supermercados checos y en la oferta de tiendas de alimentación saludable, cada vez aparece más una palabra que hace unos años sólo conocían unos pocos entusiastas: skyr. A primera vista, se asemeja al yogur, pero una vez que lo pruebas o te interesas por qué es realmente el skyr, descubres que es algo entre un yogur, un requesón y un tesoro alto en proteínas. En los últimos años, el skyr ha captado la atención no solo por su perfil nutricional, sino también por su origen, que evoca imágenes románticas de la naturaleza islandesa, la pureza y la simplicidad.
¿Qué es el skyr y por qué es diferente del yogur?
Aunque el skyr a menudo se clasifica junto a los yogures en las tiendas, técnicamente es un queso fresco, no un producto lácteo fermentado como el yogur. Su historia se remonta al siglo IX, cuando los vikingos noruegos lo llevaron a Islandia. Hasta hoy, el skyr se considera un alimento tradicional islandés e imprescindible en su cocina: los locales lo consumen a diario, ya sea como desayuno, merienda o incluso en platos salados.
Para fabricar skyr se utiliza leche de vaca desnatada, que se calienta e inocula con un cultivo bacteriano similar al de los yogures. Luego se añade cuajo, un paso típico en la fabricación de quesos. Cuando la mezcla se espesa, se separa el suero, creando un producto denso y cremoso con un sabor ligeramente ácido. El resultado es un producto lácteo que tiene una textura similar a la de un yogur espeso o requesón, pero con valores nutricionales y características de sabor que lo diferencian.
Ventajas nutricionales que no se pueden ignorar
Una de las razones principales por las que el skyr está ganando popularidad entre los defensores de un estilo de vida saludable es su composición. El skyr es naturalmente rico en proteínas, bajo en grasa y relativamente bajo en calorías. En 100 gramos de skyr común, encontrarás aproximadamente 10 gramos de proteínas, menos de 0,5 gramos de grasa y alrededor de 60 calorías. Por lo tanto, sacia durante más tiempo sin sobrecargar el estómago o el presupuesto calórico del día.
Es ideal para atletas, personas en dietas de reducción de peso, y también para aquellos que buscan una fuente de proteínas de calidad sin azúcar ni grasa añadidos. Además, contiene calcio, potasio y cultivos de bacterias amigables que apoyan la digestión saludable.
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Un ejemplo es la estudiante Aneta, que intentaba perder algunos kilos antes del verano. En lugar de cereales de desayuno azucarados, comenzó el día con skyr, un poco de miel y fruta. "El skyr me sacia hasta la hora del almuerzo, es cremoso y me gusta más que el yogur común. Además, tengo más energía por la mañana", dice. Y esa es precisamente la razón por la que no solo los nutricionistas lo han adoptado, sino también la gente común que busca una mejor alternativa a los productos lácteos comunes.
¿Cómo sabe el skyr y cómo usarlo en la cocina?
El sabor del skyr es suave, ligeramente ácido y muy refrescante. Recuerda al yogur griego, pero no es tan graso. En su forma natural es neutro, por lo que es adecuado tanto para recetas dulces como saladas. En las tiendas se puede encontrar skyr con diferentes sabores: desde vainilla hasta frambuesa o mango. Sin embargo, la variante natural suele ser la mejor valorada por los expertos en nutrición, ya que no contiene azúcares añadidos.
Las posibilidades de enriquecer la dieta con skyr son casi infinitas. Se puede comer solo, como base para un batido, mezclar en avena o usar en lugar de crema agria. Sabe muy bien con frutas, nueces o granola. ¿Variaciones de tzatziki, salsas para verduras o aderezos para ensaladas? También en estos casos, el skyr es una excelente opción.
En los hogares islandeses es común servir skyr con arándanos y un poco de azúcar como postre. En Chequia, cada vez se usa más en la repostería, por ejemplo, en cheesecakes, donde reemplaza parte del requesón más graso.
Skyr versus yogur
A primera vista, parecen similares. Ambos son lácteos, espesos y refrescantes. Pero al mirar más de cerca, las diferencias son evidentes. El skyr contiene más proteínas que el yogur común, principalmente porque se elabora con varias veces la cantidad de leche. En 1 kg de skyr se utiliza hasta 4 veces más leche que en el yogur. Esto lo convierte en un producto más concentrado y nutritivo.
Además, el skyr, a diferencia de la mayoría de los yogures, prácticamente no contiene grasa, ya que se elabora con leche desnatada. Para comparar: el yogur blanco común tiene alrededor de 3 g de grasa por 100 g, mientras que el skyr tiene menos de 0,5 g. Y aunque algunos yogures pueden presumir de un alto contenido de proteínas, a menudo están endulzados o condimentados con aditivos que reducen su balance nutricional.
Por lo tanto, si buscas un producto que realmente sacie, aporte los nutrientes necesarios al cuerpo y, al mismo tiempo, no lo sobrecargue, el skyr es una elección lógica.
¿Es el skyr adecuado para personas con intolerancia a la lactosa?
La buena noticia es que el skyr tiene un contenido naturalmente bajo de lactosa gracias al proceso de fermentación, en el que las bacterias convierten parte de la lactosa en ácido láctico. Muchas personas con menor sensibilidad a la lactosa pueden incluir skyr en su dieta sin problemas. Además, algunos fabricantes ofrecen skyres sin lactosa, que son una garantía de digestión cómoda incluso para aquellos que deben evitar los productos lácteos comunes.
¿Cómo elegir un skyr de calidad?
Al elegir skyr en la tienda, es importante leer la composición. Un skyr de calidad debería contener solo leche y cultivos de yogur, y posiblemente cuajo. Las variantes saborizadas deberían tener la menor cantidad posible de azúcar añadido. Cuanto más corta sea la lista de ingredientes, mejor. Las marcas populares que ofrecen skyr de calidad provienen no solo de Islandia, sino también de lecherías regionales que intentan acercarse al original islandés.
La base también es la forma de conservación: dado que no es un producto duradero, debe almacenarse en frío y consumirse lo antes posible después de abierto.
Skyr y un estilo de vida sostenible
En un momento en que cada vez más personas se interesan por el origen de los alimentos y su impacto en el planeta, el skyr juega un papel interesante. Es cierto que la producción animal tiene en general una huella ecológica mayor que la vegetal. Sin embargo, productos como el skyr, que son ricos en nutrientes y pueden reemplazar alimentos menos nutritivos, pueden desempeñar un papel positivo. Además, si provienen de agricultura ecológica o de productores locales, su impacto ambiental se reduce significativamente.
Es interesante que incluso en Islandia está creciendo el interés por la producción ecológica de leche, y algunas marcas de skyr ya se enorgullecen de tener certificación orgánica. Los consumidores tienen así la posibilidad de elegir, y precisamente eso es clave para un futuro más sostenible.
Como dijo una vez Hipócrates: "Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento." Quizás hoy añadiría: Y no temas al skyr.
De una tradición islandesa se ha convertido en una tendencia global. Y mientras que antes el skyr era un término exótico para muchos, hoy es una parte común de una dieta saludable. No es de extrañar: cuando algo sabe bien, sacia, aporta energía y además beneficia al cuerpo, es difícil encontrar una razón para no incluirlo en el menú diario.