
Cómo reconocer una hernia inguinal y qué hacer con ella a tiempo

Hernia: cuando el cuerpo pierde soporte
La hernia: para algunos, un problema de salud menor; para otros, una dolorosa intrusión en la vida que no puede resolverse sin la ayuda de médicos. A pesar de ello, es un estado relativamente común que puede afectar a casi cualquier persona, desde recién nacidos hasta ancianos, desde atletas hasta trabajadores de oficina. Los tipos más comunes de esta afección son la hernia inguinal y la hernia umbilical, que tienen diferentes orígenes, manifestaciones y tratamientos. Sin embargo, tienen en común que se originan en áreas donde nuestro cuerpo pierde soporte: los llamados puntos débiles de la pared abdominal.
Imagina la cavidad abdominal como un sistema de presión mantenido unido por una red de músculos y tejidos. Si esta barrera natural se debilita o daña, alguno de los órganos internos, como una parte del intestino o tejido graso, puede protruir hacia afuera. El resultado es una protuberancia que un laico a menudo nota como un bulto suave y elástico bajo la piel. Eso es precisamente una hernia.
Hernia inguinal: ¿por qué afecta principalmente a los hombres?
El tipo más común de hernia es la hernia inguinal (hernia inguinalis), que representa más de dos tercios de todos los casos. Se forma en el área del canal inguinal, un pasaje estrecho en la parte inferior de la pared abdominal que en los hombres también es el camino por donde descienden los testículos durante el desarrollo. Y es esta peculiaridad anatómica la que explica por qué la hernia inguinal afecta hasta diez veces más a los hombres que a las mujeres.
La hernia inguinal puede manifestarse como una pequeña protuberancia en la ingle que desaparece al presionar o regresa al acostarse. Un síntoma típico es la presión, una sensación incómoda de tirón o dolor al realizar esfuerzos, levantar objetos pesados o al toser. En algunos hombres, la hernia puede extenderse hasta el escroto, causando no solo dolor sino también un notable disconfort.
Aunque a veces pueda parecer que la hernia "desaparece sola", esto no es cierto. No es un hematoma ni una contusión; la hernia no desaparece por sí sola y generalmente empeora con el tiempo. Especialmente peligrosa puede ser la llamada hernia incarcerada, cuando la parte protruyente del intestino queda estrangulada, interrumpiendo su suministro de sangre. En tal caso, la situación es grave y requiere intervención quirúrgica inmediata.
Hernia umbilical: no solo un problema de bebés
El segundo tipo más común es la hernia umbilical (hernia umbilicalis), que aparece más frecuentemente en lactantes y niños pequeños. ¿La razón? El ombligo es naturalmente un punto débil en el abdomen, por donde pasa el cordón umbilical durante el embarazo. Después del nacimiento, el orificio generalmente se cierra, pero a veces no lo hace completamente, y una parte del intestino puede protruir a través de este orificio.
Los padres notan la hernia umbilical como una protuberancia suave en el vientre del niño, visible especialmente al llorar o reír. ¿La buena noticia? En la mayoría de los casos, esta hernia desaparece por sí sola durante los primeros dos años de vida, a medida que los músculos abdominales se fortalecen. Si no es así, los médicos recomiendan una pequeña cirugía, que es rápida y segura para el niño.
Pero la hernia umbilical no es solo un asunto de niños. En adultos, surge principalmente debido al aumento de la presión intraabdominal, como durante el embarazo, la obesidad o la tos crónica. En mujeres posparto, es común la combinación de hernia umbilical y separación de los músculos abdominales rectos (diástasis). Aquí también, a menudo es necesaria la cirugía, ya que la hernia puede crecer y causar dolor.
Hernia y estilo de vida: ¿qué influye en ella?
Es interesante que muchos factores que contribuyen al desarrollo de una hernia están relacionados con nuestra vida diaria. Levantamiento excesivo de objetos pesados, aumento rápido de peso, estreñimiento crónico, fumar o la falta de ejercicio: todo esto debilita la pared abdominal y aumenta el riesgo de hernia. Además de las predisposiciones genéticas, nuestro estilo de vida es a menudo el culpable.
Un ejemplo es la historia del Sr. Milan, un trabajador de la construcción del sur de Bohemia. Después de veinte años de trabajo físico pesado y varios meses ignorando el dolor en la ingle, decidió visitar al médico. Resultó que tenía una hernia desde hacía varios años, pero no quería admitirlo. Finalmente, tuvo que someterse a una operación que había estado posponiendo durante mucho tiempo. Ahora sabe que escuchar a su cuerpo y no subestimar los síntomas es clave. "Pensé que solo era un músculo estirado. Si hubiera ido antes, podría haber evitado complicaciones", dice.
¿Cómo se trata la hernia?
Para todos los tipos de hernia, la solución definitiva es solo la cirugía. Existen cinturones o fajas para hernia que alivian temporalmente los síntomas, pero no curan la hernia. Hoy en día, los médicos utilizan técnicas quirúrgicas modernas que son delicadas y seguras. Lo más común es la cirugía laparoscópica, en la que el cirujano introduce una óptica y herramientas a través de pequeñas incisiones en la cavidad abdominal y repara la hernia con una malla especial que refuerza el área debilitada.
La ventaja de la laparoscopía es una curación más rápida, cicatrices más pequeñas y una recuperación más corta. Sin embargo, para algunos pacientes, es más adecuada la cirugía abierta tradicional; la decisión depende del tipo de hernia, su tamaño y el estado de salud general del paciente.
Después de la cirugía, es importante seguir un régimen de descanso, evitar levantar objetos pesados y fortalecer gradualmente los músculos abdominales. Volver a la vida normal es posible en unas pocas semanas, pero es crucial no descuidar la prevención de la recurrencia.
¿Se puede prevenir una hernia?
Aunque la genética juega un papel, gran parte de los casos de hernia están relacionados con el estilo de vida. Mantener un peso corporal saludable, hacer suficiente ejercicio, usar la técnica correcta al levantar objetos pesados y fortalecer el sistema estabilizador profundo (llamado core) puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar una hernia. También es importante una dieta rica en fibra, que previene el estreñimiento y, por lo tanto, la presión excesiva sobre la pared abdominal.
En algunos casos, puede surgir una hernia después de una cirugía abdominal, conocida como hernia incisional. También aquí, una cuidadosa recuperación y evitar el esfuerzo excesivo pueden minimizar el riesgo.
Como dice el conocido cirujano y divulgador de la medicina, el Dr. Jan Dvořáček: "La hernia no es una vergüenza, sino una señal de que el cuerpo necesita ayuda. No tiene sentido ocultarla o ignorarla." Y es que un diagnóstico precoz puede marcar la diferencia entre una pequeña operación y un problema de salud serio.
La hernia es una condición común de salud, pero definitivamente no es una trivialidad. Su tratamiento es hoy muy efectivo y generalmente conduce a una recuperación completa. Lo importante es escuchar a nuestro cuerpo, no subestimar los síntomas y no temer buscar ayuda médica a tiempo, ya sea una hernia inguinal, umbilical o cualquier otro tipo. Porque si le damos al cuerpo el soporte que necesita, nos recompensará con la resistencia que merecemos.