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Cómo reconocer y manejar las aftas en la garganta: cuando tragar duele más de lo habitual

El dolor de garganta es un problema común que generalmente indica un resfriado o una infección viral. Sin embargo, a veces, detrás de este dolor se esconde algo más: aftas en la garganta. Estas llagas dolorosas pueden dificultar la deglución, el habla y la alimentación. ¿Cómo reconocer que se trata de aftas? ¿Qué remedios son efectivos para estas llagas y cuándo deberíamos prestar más atención, especialmente en niños?

Cómo reconocer las aftas en la garganta y no confundirlas con anginas

Las aftas son pequeñas llagas blancas o amarillentas con un borde rojo, que aparecen principalmente en las mucosas de la cavidad oral, es decir, en el interior de los labios, mejillas o bajo la lengua. Menos comunes, pero más incómodas, son las aftas en la parte posterior de la garganta, en las amígdalas o en la faringe.

A diferencia de la angina, no se trata de una infección bacteriana. Aun así, los síntomas pueden superponerse. Dolor al tragar, irritación en la garganta o fiebre elevada — estos pueden ser comunes tanto en una amigdalitis viral como en una erupción aftosa extensa. La diferencia se nota al examinar la garganta: mientras que en la angina las amígdalas suelen estar enrojecidas y cubiertas de una capa blanca, las aftas parecen llagas individuales con un borde claramente definido.

"En nuestro país, a menudo se visita al médico solo cuando el dolor se intensifica tanto que la persona no puede ni siquiera tragar agua. Sin embargo, al identificar aftas en la garganta a tiempo, el dolor se puede aliviar significativamente en casa", explica la Dra. Ludmila Janíková, especialista en ORL.

¿Por qué se originan las aftas? Los desencadenantes no siempre son claros

Las causas de las aftas no siempre son evidentes. En adultos, puede ser una combinación de estrés, inmunidad debilitada, irritación de la mucosa (por ejemplo, tras consumir alimentos muy calientes), e incluso una reacción a ciertos alimentos como cítricos, chocolate, nueces o comidas picantes. En algunos casos, las aftas también pueden ser el resultado de una deficiencia de vitaminas del grupo B, hierro o ácido fólico.

Sin embargo, hay situaciones en las que las aftas en la garganta aparecen como un fenómeno acompañante de otra enfermedad, como en el caso de virosis o trastornos autoinmunes. A veces, la presencia de aftas en la garganta está relacionada con mononucleosis infecciosa, infección herpética o el síndrome de Behçet. Si las aftas se repiten más de tres veces al año o son muy extensas, es recomendable solicitar un examen médico adicional.


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Aftas en la garganta en niños: incluso las llagas pequeñas merecen atención especial

En los niños, las aftas en la garganta son especialmente dolorosas, ya que afectan severamente la delicada mucosa infantil y pueden influir en su apetito y consumo de líquidos. El niño puede estar irritable, cansado y negarse a hablar, ya que cualquier movimiento de la lengua duele. En niños más pequeños, el primer signo puede ser el llanto, la negativa a comer y fiebre elevada.

Especialmente en niños pequeños, puede ser difícil distinguir que el problema no es una angina común. Los pediatras señalan que los padres a menudo llegan con sospechas de angina, pero al examinar al niño, resulta ser estomatitis aftosa o herpangina — una enfermedad viral con ampollas típicas en la boca y el paladar.

Uno de los desencadenantes comunes de aftas en los niños puede ser una lesión en la mucosa — por ejemplo, al morderse accidentalmente la mejilla o al usar un cepillo de dientes duro. Además, el sistema inmunológico infantil puede reaccionar más intensamente a las infecciones virales comunes, lo que se manifiesta en la formación de aftas.

Qué realmente ayuda para las aftas en la garganta y cuándo es tiempo de ir al médico

El tratamiento de las aftas suele ser sintomático — es decir, enfocado en aliviar el dolor y acelerar la cicatrización. Si aparecen aftas en la garganta, es importante mantener una higiene oral cuidadosa, evitar alimentos irritantes y beber suficientes líquidos, preferiblemente tibios. Un buen aliado puede ser un enjuague bucal con clorhexidina o enjuagues naturales, como los de manzanilla, salvia o agua salada.

Para anestesiar el área afectada, se pueden usar geles anestésicos locales, que se venden en farmacias. También son efectivas las pastillas con lidocaína o benzocaína, en una forma adecuada para niños. En algunos casos, ayudan también suplementos de vitaminas del grupo B o hierro, si se confirma su deficiencia.

¿Cuándo prestar atención? Si las aftas son mayores de un centímetro, no sanan en dos semanas, aparecen repetidamente o hay hinchazón de los ganglios linfáticos del cuello, es recomendable consultar al médico. Asimismo, si el niño deja de comer o beber, existe riesgo de deshidratación. En tales casos, puede ser necesario tratamiento antiviral o la prescripción de un spray corticosteroide.

Remedios naturales y prevención: cómo apoyar la cicatrización sin químicos

Una alternativa interesante a los medicamentos comunes son los remedios naturales, que no solo calman la mucosa inflamada, sino que también apoyan el proceso de cicatrización natural. Además de la conocida manzanilla y salvia, se recomienda por ejemplo el propóleo, que tiene fuertes efectos antibacterianos, o el aloe vera, que ayuda a aliviar la irritación.

En el ámbito de la prevención, juega un papel importante un estilo de vida saludable y una nutrición adecuada. Proporcionar al cuerpo suficientes vitaminas, una dieta variada rica en fibra, ejercicio regular y un sueño de calidad es fundamental. Evitar el estrés es más fácil de decir que de hacer, pero incluso pequeños cambios — como caminatas regulares al aire libre o la reducción del consumo excesivo de cafeína — pueden tener un gran impacto en la resistencia general del organismo.

¿Un ejemplo real? La señora Martina (37 años) se quejaba durante varios meses de dolores recurrentes al tragar, que siempre aparecían tras un periodo estresante en el trabajo. Su médico le recomendó suplementos de vitaminas del grupo B y magnesio, además de eliminar cítricos y chocolate durante un mes. "Me sorprendió que el cambio de dieta y algunas noches sin trabajar realmente ayudaran. Desde entonces, solo he tenido aftas en la garganta una vez", dice.

No todo lo que duele en la garganta es angina

La confusión entre angina y aftas no es rara. ¿Angina con erupción de aftas en la garganta? Sí, también puede suceder — especialmente durante una infección viral, cuando el cuerpo responde al inflamación con la formación de pequeñas llagas. No se trata de una angina bacteriana clásica, sino de su forma viral, que se trata de manera diferente. En tal caso, los antibióticos no ayudan y pueden incluso cargar innecesariamente al organismo.

Un diagnóstico fiable siempre lo determina un médico, idealmente basado en un cultivo de garganta. Sin embargo, si una persona aprende a reconocer la diferencia entre llagas comunes y una condición más grave, puede evitar muchas molestias y visitas innecesarias al médico.

En cualquier caso, es cierto que una inmunidad fortalecida, una dieta equilibrada y un cuidado delicado de la cavidad bucal son lo mejor que podemos hacer por nuestra salud — incluso cuando no nos duele nada. Y si ese conocido dolor al tragar aparece, es bueno saber cómo reconocer las aftas en la garganta — y qué realmente funciona para ellas.

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