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Multitarea: la ilusión de la eficiencia en el mundo moderno

En el mundo acelerado de hoy, el término multitarea se ha convertido en sinónimo de productividad. En las ofertas de trabajo, a menudo aparece como un requisito la "capacidad para manejar múltiples tareas a la vez", y en las conversaciones cotidianas, la multitarea se considera una habilidad digna de admiración. Pero ¿qué es realmente la multitarea, cuál es su verdadero significado y cómo funciona el cerebro humano cuando intenta realizar múltiples actividades al mismo tiempo?

Mientras que tecnologías como los teléfonos inteligentes y las computadoras manejan la multitarea sin una vacilación visible, para los humanos la situación es un poco más complicada. Aunque muchos creen que son capaces de trabajar en varias tareas simultáneamente, los estudios científicos demuestran repetidamente que la multitarea humana es en realidad más un mito que una estrategia funcional.

¿Qué es la multitarea y por qué nos encanta tanto?

El término multitarea proviene originalmente del campo de la informática. Se refiere a la capacidad de una computadora para realizar varias operaciones al mismo tiempo. Cuando este término pasó al lenguaje común, comenzó a usarse para describir la capacidad de una persona para dedicarse a múltiples tareas simultáneamente, como escribir un correo electrónico, atender una llamada telefónica y al mismo tiempo seguir las noticias en las redes sociales.

A primera vista, parece un método ideal para realizar más trabajo en menos tiempo. En una cultura que a menudo recompensa la velocidad y el rendimiento, la multitarea se ha convertido en una especie de prueba de eficiencia. Las personas se sienten más efectivas, importantes y productivas. Sin embargo, como muestran las investigaciones psicológicas, el efecto del enfoque real a menudo es exactamente el opuesto.

La multitarea en el cerebro humano: ¿cómo (no) funciona?

El cerebro no está diseñado para procesar múltiples tareas conscientes simultáneamente. Lo que en la práctica se conoce como multitarea humana es más bien un cambio rápido de atención entre diferentes actividades. Y este cambio es muy exigente, tanto en términos de energía como de tiempo.

Según un estudio de la Universidad de Stanford, las personas que intentan realizar multitarea tienen una peor capacidad para filtrar información irrelevante, tardan más en cambiar de tareas y cometen errores con más frecuencia. En otras palabras, cuando intentas escribir un correo electrónico de trabajo y al mismo tiempo responder a un colega en el chat, el resultado suele ser un trabajo de menor calidad y un mayor nivel de estrés.

Esto también lo confirma la investigación de la Asociación Americana de Psicología, que encontró que al cambiar entre dos tareas mentales, una persona puede perder hasta un 40% de su tiempo productivo. Así que, en lugar de ahorrar tiempo, realmente lo está perdiendo, y además, se expone a un mayor riesgo de fatiga mental.

Ejemplos de la vida cotidiana

Pensemos en una situación común: estás sentado frente a la computadora, respondiendo correos electrónicos, cada pocos minutos echas un vistazo al móvil para ver si alguien ha escrito, y además intentas asistir a una reunión en línea. El resultado es que no recuerdas mucho de la reunión, olvidas adjuntar un archivo importante al correo electrónico y en lugar de ahorrar tiempo, terminas sintiéndote agotado.

Y ahora imaginemos otro escenario. Imagina a un conductor que está hablando por teléfono mientras conduce, incluso si tiene manos libres. Según un estudio de la Royal Society for the Prevention of Accidents del Reino Unido, hablar por teléfono mientras se conduce ralentiza el tiempo de reacción más que conducir bajo la influencia del alcohol. Este es un ejemplo aterrador, pero revelador, de que el cerebro humano realmente no puede dividir eficazmente la atención entre dos actividades exigentes.

Entonces, ¿por qué creemos que podemos manejar la multitarea?

Parte de la respuesta radica en que, a nosotros mismos, nos parece que somos efectivos. El cerebro humano está diseñado para notar los resultados, no necesariamente la calidad. Podemos procesar múltiples tareas simples y mecánicas (como escuchar música y doblar la ropa), pero cuando se trata de actividades que requieren una concentración más profunda, la multitarea nos ralentiza.

Otro problema es que a menudo confundimos la multitarea con el cambio rápido de atención, lo cual crea en el cerebro la ilusión de productividad. Como dice el neurólogo Earl Miller del MIT: "El cerebro no está diseñado para ser multitarea. Cambiar de tarea es costoso, y a menudo no nos damos cuenta de cuánto nos agota."

Multitarea en el entorno laboral

En la cultura de oficina, la multitarea a menudo se considera una habilidad clave. Las personas son presionadas para manejar correos electrónicos, reuniones, llamadas telefónicas y mensajes en Slack en el transcurso de una hora. El resultado es estrés, agotamiento y una disminución en la calidad del trabajo. Algunas empresas están empezando a notar esto y están implementando bloques de "trabajo profundo", donde los empleados pueden centrarse en una sola tarea sin interrupciones.

Un ejemplo interesante es la empresa de software alemana SAP, que ha introducido "tiempos silenciosos", durante los cuales no se permiten reuniones ni se responde a correos electrónicos. Esto proporciona a los empleados el espacio para concentrarse realmente. El resultado es no solo una mayor eficiencia laboral, sino también un mejor bienestar mental.

Multitarea humana vs. tecnología

Mientras que una computadora puede ejecutar una actualización, reproducir música y abrir un documento al mismo tiempo, el cerebro humano funciona de manera diferente. Tiene una capacidad limitada de memoria de trabajo y reacciona de manera sensible a las interrupciones. Cada cambio de atención requiere que el cerebro "limpie" la información anterior y la reemplace con nueva, lo que cuesta tiempo y esfuerzo mental.

No es casualidad que en los últimos años se haya vuelto popular el llamado monotarea: la capacidad de dedicarse a una sola tarea en un momento dado. Este enfoque también es apoyado por aplicaciones que bloquean distracciones, como Forest o Freedom. El usuario establece un bloque de tiempo durante el cual no puede acceder a redes sociales u otros sitios distractores. El resultado suele ser un mayor número de tareas completadas y una menor sensación de saturación.

¿Cómo aprender a trabajar sin multitarea?

Cambiar el enfoque hacia el trabajo y las actividades cotidianas puede ser desafiante, pero beneficioso. Comienza dividiendo tu día en bloques y durante cada bloque dedícate solo a una actividad. Cuando escribas un mensaje, no leas correos electrónicos al mismo tiempo. Cuando hables por teléfono, evita navegar por Internet.

Una buena herramienta puede ser la técnica Pomodoro: trabajas 25 minutos con máxima concentración y luego tomas un descanso de 5 minutos. Este ritmo ayuda a mantener una alta concentración sin la sensación de sobrecarga.

Y si te sientes tentado a realizar multitarea durante los momentos de descanso, intenta una regla simple: haz las cosas de manera completa. ¿Estás comiendo? No envíes SMS al mismo tiempo. ¿Vas a dar un paseo? No respondas correos de trabajo mientras lo haces.

Multitarea y un estilo de vida saludable

Es interesante que la conexión entre la multitarea y el estilo de vida también se refleje en nuestra salud física y mental. Cambiar constantemente entre tareas aumenta el nivel de cortisol, la hormona del estrés. Esto puede llevar a fatiga, trastornos del sueño y un mayor riesgo de trastornos de ansiedad.

Un estilo de vida saludable no solo se trata de alimentación y ejercicio, sino también de cómo manejamos nuestra atención. La atención consciente y la capacidad de estar "aquí y ahora" se muestran como uno de los pilares del bienestar mental. De ahí surge la popularidad de mindfulness, la meditación o el detox digital.

La experiencia muestra que cuando las personas reducen las distracciones y comienzan a hacer las cosas con plena atención, mejora no solo su rendimiento, sino también la calidad de vida: en el trabajo, en las relaciones y en la relación consigo mismos.

En una época en la que la multitarea parece ser una necesidad, la mayor desafía –y al mismo tiempo la mayor ventaja– puede ser la capacidad de apagar las notificaciones, cerrar diez pestañas abiertas y dedicarse a una sola cosa. Y en eso puede residir el verdadero arte de la eficiencia.

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