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La magia de la lavanda en un frasco: cómo preparar un jarabe de lavanda casero

El aroma del verano, las tranquilas noches en el jardín y el zumbido de las abejas entre los tallos morados: todo eso se encapsula en el jarabe de lavanda. Esta bebida suavemente aromática, que puedes preparar fácilmente en casa, se ha vuelto popular en los últimos años no solo entre los amantes de las hierbas, sino también entre los gourmets que disfrutan descubriendo sabores inusuales. La receta del jarabe de lavanda no es complicada y el resultado es un tesoro fragante que puedes disfrutar no solo en limonadas de verano, sino también en postres, té o incluso cócteles.

La lavanda no es solo una fragante decoración para el armario. Esta hierba mediterránea tiene una larga historia en la medicina y la gastronomía. Es conocida por sus efectos calmantes y ayuda con el insomnio, la ansiedad y los dolores de cabeza. En la cocina se ha utilizado desde la antigüedad: los romanos la añadían al vino, la hidromiel y los productos de panadería. En la época moderna, se utiliza principalmente en combinación con cítricos, miel o vainilla. Y precisamente el jarabe de lavanda es una de las formas más sencillas de traer el aroma de la Provenza a casa.

La mejor receta para el jarabe de lavanda: lo que necesitarás

Existen muchas variantes para preparar jarabe de lavanda en casa, pero la base de cada receta son tres cosas: flores de lavanda, azúcar y agua. Depende de si quieres un jarabe más suave o más intenso, más dulce o con un toque ácido. Algunas recetas utilizan jugo de limón o ácido cítrico no solo para el sabor, sino también como conservante natural.

El clásico absoluto es la receta básica del jarabe de lavanda, que ha demostrado ser efectiva incluso en hogares donde se prefiere un enfoque natural y minimalista:

Ingredientes:

  • 3 puñados de flores frescas de lavanda (o 1 puñado de secas)
  • 1 litro de agua
  • 1 kg de azúcar de caña
  • Jugo de 1 limón (se puede sustituir por 1 cucharada de ácido cítrico)

Tal vez te preguntes: ¿realmente tanto azúcar? Sí, el azúcar en esta receta no solo actúa como edulcorante, sino también como conservante. Sin embargo, si deseas una variante más saludable del jarabe de lavanda, puedes reemplazar parte del azúcar con miel o usar azúcar de coco, aunque eso afectará el color y el sabor.

Procedimiento paso a paso

Vierte agua en una olla, añade las flores de lavanda y lleva a ebullición. Deja hervir suavemente durante unos 10 minutos, luego retira la olla del fuego y deja que la infusión repose al menos 2 horas; cuanto más tiempo, más intenso será el jarabe. Algunos lo dejan reposar toda la noche, similar a un té frío.

Después de infusionar, cuela la mezcla a través de un colador fino o una tela, añade el azúcar y el jugo de limón y vuelve a calentar hasta que el azúcar se disuelva por completo. Deja hervir brevemente, luego vierte el jarabe caliente en botellas esterilizadas. Una vez enfriado, guárdalo en el refrigerador o en una despensa fresca.

¿Y cómo saber si realmente tienes el mejor jarabe de lavanda? Debería ser claro a ligeramente ámbar, con un aroma floral discreto y un sabor armonioso: ni demasiado jabonoso, ni excesivamente dulce. Si te gusta experimentar, puedes añadir una ramita de vainilla, algunas hojas de albahaca o cáscara de naranja al jarabe. Cada variación agregará una nueva dimensión al resultado.

Inspiración de la cocina cotidiana: cómo usar el jarabe

Mientras que en algunos hogares la receta del jarabe de lavanda casero es un tesoro familiar, en otros es una novedad que necesita ser incorporada a la rutina. Hay muchas maneras de usar el jarabe. Especialmente en los días calurosos es invaluable: simplemente mézclalo con agua con gas, añade una rodaja de limón y algunas hojas de menta, y tendrás una limonada refrescante como de cafetería.

El jarabe de lavanda también es perfecto para los meses de invierno: en té caliente o ponche casero, aporta un toque de elegancia al sabor. Puedes usarlo también en la repostería, por ejemplo, para glasear un bizcocho, dar sabor a los muffins o hacer un glaseado de lavanda. Para los amantes del café, una gota de jarabe en un latte o cappuccino es una opción interesante: crea una bebida aromática que recuerda a las cafeterías parisinas.

Una de nuestras lectoras compartió un consejo: usa el jarabe de lavanda como edulcorante natural en el yogur para sus hijos, ya que tiene un sabor menos intenso que la miel y huele maravillosamente. Otra mamá recomienda añadir un poco de jarabe al agua del baño, como una suave experiencia aromaterapéutica antes de dormir.

Casero versus comprado: ¿por qué vale la pena preparar tu propio jarabe?

Hoy en día, encontramos muchos jarabes de lavanda listos en el mercado, pero no todos son de calidad. Muchos contienen colorantes artificiales, aromas o grandes cantidades de jarabes de glucosa. Sin embargo, si haces jarabe de lavanda casero, sabes exactamente lo que contiene. Puedes ajustar la proporción de azúcar, elegir flores orgánicas de tu propio jardín y adaptar el sabor a tu gusto.

Además, el jarabe casero es un gran regalo. Con un poco de creatividad, una bonita botella y una etiqueta escrita a mano, crearás un obsequio personal que tiene alma. Ya sea que lo regales a una amiga, abuela o profesora al final del año escolar, siempre será bien recibido.

Citemos en este contexto las palabras de la herborista británica Julie Bruton-Seal: “Las hierbas no solo son curativas; también son hermosas, deliciosas y pueden traer alegría cada día.” La lavanda es un ejemplo de ello.

Consejos para cultivar lavanda en casa

Tal vez el receta del jarabe de lavanda te haya entusiasmado tanto que te preguntes si puedes cultivar lavanda tú mismo. La buena noticia es que esta planta poco exigente se adapta perfectamente a los jardines y macetas checos. Solo necesita suficiente sol y suelo bien drenado. Idealmente, plántala en primavera, y cuando florezca, generalmente en junio o julio, corta las flores y sécalas en un lugar aireado y sombreado.

La lavanda dura muchos años y, además de su uso en la cocina, puedes secarla para hacer saquitos aromáticos, usarla en cosmética casera o como repelente natural contra las polillas. Es una hierba universal que se adapta a cualquier hogar sostenible.

Si no tienes jardín, no te preocupes. Hay variedades adecuadas para contenedores, como Lavandula angustifolia ‘Hidcote', que crecerán incluso en un balcón. También puedes elegir flores orgánicas de productores de confianza o en tiendas ecológicas.

El jarabe de lavanda es más que un edulcorante: es una forma de conservar el aroma del verano, cuidar tus sentidos y al mismo tiempo apoyar un estilo de vida simple, más saludable y sostenible. Ya sea que lo uses en la cocina, el baño o como regalo, siempre llevará un toque de naturaleza y tranquilidad que tanto necesitamos hoy en día.

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