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Cómo preparar en casa el perfecto krémeš que dibujará una sonrisa

La dulce leyenda llamada "krémeš"

Cuando en Europa Central se menciona "krémeš", la mayoría de las personas inmediatamente piensan en un postre esponjoso con capas de hojaldre y crema de vainilla, que evoca una ola de nostalgia. Este postre tradicional, también conocido como corte de crema, es una parte integral del patrimonio de repostería de Hungría, Eslovaquia, e incluso de la República Checa. Sin embargo, gracias a su sencilla elegancia y rico sabor, ha encontrado su camino a las mesas de toda Europa. ¿Qué hace al krémeš tan popular? ¿Y cómo se puede preparar en casa para que sepa tan bien como el de la abuela?

Krémeš – más que solo un corte de vainilla

El nombre "krémeš" proviene del húngaro "krémes", que simplemente significa "cremoso". Y de eso se trata: la combinación de hojaldre crujiente y una suave crema de vainilla, que forma el corazón de todo el postre. Mientras que en nuestra región a menudo se le añade nata montada o se espolvorea con azúcar glas, en otros países el krémeš tiene sus propias variaciones.

Por ejemplo, en Francia a este postre se le llama mille-feuille (mil hojas), lo que hace referencia al preciso laminado de la masa y la crema. El krémeš francés a menudo se decora con un glaseado de mármol de chocolate, a diferencia de nuestro estilo más simple. Fue precisamente la influencia francesa la que llevó a la expansión de las recetas por toda Europa en el siglo XIX, cuando el krémeš se hizo popular principalmente gracias a las pastelerías vienesas.

Receta tradicional para preparar krémeš en casa

Aunque puede parecer que preparar krémeš es complicado, en realidad es una de esas recetas que amarás por su simplicidad y espacio para la creatividad. La base, por supuesto, es el hojaldre: ya sea casero o comprado, es importante hornearlo en dos partes separadas para preservar su estructura.

Ingredientes para krémeš de hojaldre:

  • 2 paquetes de hojaldre (puede ser refrigerado o congelado)
  • 1 litro de leche entera
  • 200 g de azúcar
  • 2 paquetes de pudín de vainilla
  • 4 huevos
  • 50 g de mantequilla
  • una pizca de sal
  • azúcar glas para espolvorear

Procedimiento:

  1. Primero prepara la base: hojaldre extiéndelo en dos partes del mismo tamaño y hornea cada una por separado hasta que esté dorada. Se recomienda pinchar la masa con un tenedor para que no se infle demasiado al hornear.
  2. Mientras tanto, en un tazón bate los huevos con el azúcar hasta obtener una mezcla clara, añade el pudín y un poco de leche. Calienta el resto de la leche en una olla con vainilla y luego, mientras remueves constantemente, añade la mezcla de pudín. Cocina hasta que espese.
  3. En la crema caliente, mezcla la mantequilla y una pizca de sal. Deja enfriar un poco.
  4. Sobre la lámina horneada de masa, aplica la crema, nivela y cubre con la otra lámina. Presiona ligeramente y deja enfriar idealmente durante la noche.
  5. Antes de servir, espolvorea con azúcar glas y corta en cuadrados con un cuchillo afilado.

Consejo: Para aquellos que desean un krémeš aún más esponjoso, pueden mezclar cuidadosamente nata montada en la crema al final. Esta versión es popular principalmente en Eslovaquia, donde el krémeš a menudo contiene dos capas: crema de vainilla y nata montada.

Krémeš para bodas, domingos y días comunes

Es notable lo versátil que es este postre. Aunque parece festivo, no requiere ingredientes exóticos. Por eso, las personas a menudo lo preparan en casa: krémeš es ideal donde se combina el antojo por algo dulce con la necesidad de un postre casero y honesto. Puede ser parte de una mesa festiva en una boda, así como ser un dulce cómodo para acompañar el café en la tarde del domingo.

En las familias, el krémeš a menudo se hereda como una receta de generación en generación y cada hogar tiene su "truco secreto". Para algunos es una pizca de cáscara de limón en la crema, otros añaden ron o extracto de vainilla. Y es precisamente esta diversidad la que hace del krémeš un postre que siempre es original.

Un ejemplo hermoso es una señora mayor de Jindřichův Hradec, quien cada Pascua hornea krémeš según la receta de su madre de los años 50. Siempre le añade un poco de nuez moscada rallada, supuestamente según una receta de la revista de cocina "Hvězda kuchyně" de aquella época. Cada año, su familia se reúne alrededor de su mesa para disfrutar del krémeš como antaño. "Sin krémeš, no serían Pascuas", dice.

¿Qué distingue a un buen krémeš?

La calidad de los ingredientes juega un papel clave. El uso de leche entera, huevos frescos y auténtica vainilla se refleja no solo en el sabor, sino también en la consistencia. Quien se atreva, puede preparar el hojaldre en casa, el resultado será una base aún más crujiente que contrasta maravillosamente con la crema. Pero incluso una masa comprada de buena calidad servirá bien.

Y luego está el corte, uno de los mayores desafíos de toda la receta. Quien haya intentado cortar krémeš sabe que la capa superior de masa tiende a romperse. Ayuda cortar previamente la capa de masa en cuadrados y luego colocarla sobre la crema. De esta manera, el krémeš se corta más fácilmente y el resultado se ve más elegante.

Variaciones de krémeš para gustos modernos

Aunque la versión clásica del krémeš sigue siendo la más popular, en los últimos años han aparecido sus variaciones modernas. Entre ellas se encuentra el krémeš de chocolate, donde se añade chocolate oscuro o cacao en polvo a la crema, o el krémeš de frutas, en el que se intercalan rodajas de fresas, frambuesas o arándanos. Una variante muy interesante es el krémeš sin lactosa o vegano, donde la leche se reemplaza por alternativas vegetales y el pudín se prepara con almidón de maíz.

Esta evolución muestra que las recetas tradicionales pueden adaptarse a las necesidades de la alimentación moderna sin perder el encanto del postre original. Después de todo, el krémeš se trata de suavidad, equilibrio y placer, no de reglas estrictas.

Por qué el krémeš merece ser parte de una cocina sostenible

El krémeš no solo es delicioso, sino que también se ajusta a los principios de una cocina sostenible. Utiliza ingredientes básicos, a menudo locales, y no requiere ingredientes exóticos ni costosos. Gracias a la simplicidad de su preparación, se puede minimizar el desperdicio: por ejemplo, las yemas y claras se usan por completo, y los restos de masa se pueden utilizar en otros postres. Hornear en casa además significa menos residuos de embalaje que en el caso de pasteles comprados en la pastelería.

"La verdadera sostenibilidad comienza en la cocina," dice la conocida chef francesa Anne-Sophie Pic. Y el krémeš es un gran ejemplo: un postre simple pero altamente satisfactorio que une a la familia y gusta a todas las generaciones.

Así, el krémeš no es solo una receta, es una historia, una tradición y una prueba de que incluso con ingredientes comunes se puede crear algo extraordinario. Ya sea que elijas la versión clásica, la inspiración francesa o la adaptación vegana, una cosa es segura: este postre nunca decepciona.

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