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Cuando duelen los pulmones - ¿qué puede estar detrás de la sensación incómoda en el pecho?

El dolor en el pecho es hoy en día una razón común por la cual las personas buscan atención médica. Puede tratarse de algo menor, pero también podría ser una señal de una enfermedad más grave. El dolor en los pulmones – ya sea que se sienta al respirar, toser, o incluso en reposo – puede ser confuso, porque la causa no siempre son los propios pulmones. Todo en el cuerpo está interconectado y a veces un problema aparentemente pulmonar puede originarse en los músculos, nervios o incluso en el sistema digestivo.

El dolor en los pulmones al respirar o el dolor al inhalar suele ser la primera señal de que algo no está bien. En algunas personas, el dolor aparece de repente, agudo y punzante, mientras que en otras se desarrolla lentamente como una presión que empeora con el movimiento o la respiración profunda. Comprender las causas puede ser clave para dar el paso correcto, ya sea un tratamiento casero, un cambio de estilo de vida o una visita al médico.

¿Qué puede causar el dolor pulmonar?

Antes de imaginarse los peores escenarios, vale la pena investigar qué puede causar dolor en el área del pecho y los pulmones. El dolor en los pulmones al toser se asocia lógicamente con una infección respiratoria – como bronquitis o neumonía. Si hay fluctuación de temperatura, fatiga y tos seca o productiva, probablemente se trate de una enfermedad inflamatoria.

Por otro lado, el dolor en los pulmones sin tos puede tener un origen completamente diferente. A veces es el resultado de una sobrecarga del pecho – por ejemplo, después de un ejercicio intenso o una reacción estresante, donde la persona respira superficialmente. A menudo también ocurre en personas que pasan mucho tiempo encorvadas frente a la computadora, lo que lleva a la rigidez de los músculos del pecho y a bloqueos en las costillas. Dicho dolor suele ser localizado, empeora con el movimiento y el contacto, pero no está acompañado de síntomas respiratorios.

Un caso específico es el dolor en los pulmones al inhalar, que puede indicar una pleuritis, es decir, inflamación de la pleura. Esta suele ocurrir como complicación de infecciones virales, gripe o neumonía. Se caracteriza por un dolor agudo al respirar profundamente y a menudo empeora al acostarse o al toser. A veces la pleuritis desaparece por sí sola, pero en otras ocasiones requiere tratamiento especializado.

Cuando el dolor aparece sin aviso

Existen situaciones en las que una persona comienza a sentir dolor en los pulmones de repente. Sin tos, sin resfriado, sin causa aparente. En tales casos, es importante ser cauteloso. Una posibilidad es el neumotórax – una condición en la que se acumula aire en la cavidad pleural, comúnmente después de la ruptura de un alvéolo pulmonar. Este estado puede ocurrir incluso en personas jóvenes, especialmente hombres altos y delgados que, por ejemplo, levantaron un objeto pesado o tosieron bruscamente. El neumotórax se manifiesta con un dolor punzante repentino en un lado del pecho y dificultad para respirar.

Otra posibilidad es la embolia – un coágulo de sangre que llega a la arteria pulmonar y bloquea la oxigenación de la sangre. La embolia pulmonar es una condición que pone en riesgo la vida y requiere atención médica inmediata. Típicamente se manifiesta con dificultad para respirar repentina, dolor agudo en el pecho, a veces tos con sangre, ritmo cardíaco acelerado y fatiga.

Sin embargo, los casos graves no son la mayoría – a menudo el dolor está relacionado con algo trivial, como un resfriado o una irritación de los músculos intercostales. Para una persona común, no es fácil distinguir entre un problema menor y uno más serio.

Emociones, estrés y dolor en el pecho

Se habla poco de ello, pero el estrés psicológico puede tener un fuerte impacto en las sensaciones de dolor en los pulmones y el malestar respiratorio. En tiempos de ritmo de vida acelerado, muchas personas sufren de ansiedad, que puede manifestarse como presión en el pecho, sensación de falta de aire o incluso como un dolor que se irradia al hombro o los omóplatos. Este estado se conoce como ataque de pánico y puede imitar enfermedades cardíacas o pulmonares.

Un ejemplo típico es una joven llamada Petra, quien después de una semana laboral intensa sintió una fuerte presión en el lado izquierdo del pecho. No podía respirar adecuadamente y sentía que "algo le pasaba a sus pulmones". Después de visitar urgencias médicas y realizarse algunas pruebas, se descubrió que sus problemas eran el resultado de estrés crónico e hiperventilación – respiración rápida y superficial que agota el organismo. Petra comenzó a practicar ejercicios de respiración, yoga y aprendió a manejar mejor el estrés. El dolor desapareció y con él el miedo a lo desconocido.

Caminos naturales hacia el alivio

Si el dolor es causado por una leve congestión, resfriado o inflamación de las vías respiratorias, el tratamiento natural puede ayudar. El jengibre, la miel, el tomillo o el aceite de eucalipto son remedios comprobados que alivian las vías respiratorias, reducen la tos y fortalecen el sistema inmunológico. Los tés de hierbas también son una excelente opción – por ejemplo, de gordolobo, llantén o tomillo. Estas plantas liberan naturalmente las mucosidades, calman la irritación de las membranas mucosas y ayudan a expectorar.

Un bálsamo de eucalipto para el pecho o un baño con aceites esenciales puede proporcionar alivio inmediato al dolor pulmonar causado por la congestión. Si la causa del dolor es muscular o esquelética, una masaje suave del pecho, compresas calientes o ejercicios que liberen la tensión en el área entre los omóplatos pueden ser de ayuda.

También es conveniente realizar ajustes en el ambiente – un humidificador de aire, limitar el tabaquismo, ventilar regularmente y minimizar el polvo en el hogar. Todo esto contribuye a proteger las vías respiratorias y prevenir la irritación que puede empeorar el dolor en los pulmones.

¿Cuándo es mejor consultar a un médico?

Hay situaciones en las que no es prudente esperar y se debe actuar. Si el dolor en los pulmones:

  • aparece repentinamente y es agudo,
  • empeora al inhalar o moverse,
  • está acompañado de dificultad para respirar, fiebre o tos con sangre,
  • o persiste durante más de unos días y no mejora,

debe ser evaluado lo antes posible por un médico. El diagnóstico del dolor en el pecho incluye una radiografía de los pulmones, análisis de sangre, auscultación del corazón y los pulmones, y a veces incluso una tomografía computarizada o un electrocardiograma si se sospecha una causa cardíaca.

Como dice la neumóloga Dra. Jana Kořínková: "La gente a menudo subestima el dolor en los pulmones, creyendo que solo es un resfriado. Pero los problemas persistentes no deben ser ignorados. Un diagnóstico temprano puede prevenir complicaciones en muchos casos."

Finalmente, es importante recordar que nuestro cuerpo es un sistema sensible y el dolor es su forma de alertarnos de que algo no está en equilibrio. Ya sea por sobrecarga, infección o estrés, escuchar conscientemente al cuerpo, descansar y cuidar de uno mismo suele ser el primer paso hacia la recuperación.

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