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Síntomas de prediabetes y qué hacer con ellos para una vida más saludable

Lo que el cuerpo dice antes de que llegue la diabetes: síntomas de prediabetes que no debes ignorar

La diabetes tipo 2 se ha convertido en las últimas décadas en una de las enfermedades crónicas más extendidas de la era moderna. Sin embargo, pocos saben que a menudo es precedida por un período silencioso en el que el cuerpo comienza a enviar señales de que algo no está bien. Esta fase, conocida como prediabetes, no solo es una advertencia, sino también una oportunidad. Una oportunidad para intervenir: cambiar el estilo de vida, reconsiderar la dieta o incorporar más actividad física, y así prevenir el desarrollo de la diabetes. La pregunta es si podemos reconocer estas señales a tiempo.

La prediabetes, a menudo denominada "pre-diabetes" en checo, es una condición en la que el nivel de glucosa en sangre supera los valores normales durante un período prolongado, pero aún no alcanza el umbral para el diagnóstico de diabetes tipo 2. Según estimaciones, hasta uno de cada diez checos sufre de prediabetes, aunque la mayoría de ellos no lo saben. Y ahí está el problema: los síntomas son tan discretos o dispersos que fácilmente se confunden con el cansancio diario, estrés y el ajetreo.

¿Cómo reconocer la prediabetes antes de que se manifieste por completo?

La mayoría de las personas creen que el aumento del nivel de azúcar en sangre debe manifestarse con síntomas dramáticos. Pero la realidad es diferente. La prediabetes es a menudo un proceso silencioso, lento y discreto. Sin embargo, existen ciertas señales de advertencia que el cuerpo envía, solo hay que prestarles atención.

Uno de los principales indicadores es la fatiga prolongada sin causa aparente. Si una persona se siente exhausta incluso después de haber dormido lo suficiente o constantemente experimenta baja energía durante el día, podría ser resultado de fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre. Esto se debe a que las células, debido a la resistencia a la insulina típica de la prediabetes, no pueden utilizar correctamente la glucosa como fuente de energía.

Otros síntomas pueden incluir micción frecuente, aumento de la sed, deterioro de la visión o una cicatrización más lenta de pequeñas heridas. A veces también se presentan cambios en la piel, como un oscurecimiento en el área del cuello, axilas o ingles, lo cual podría indicar un desequilibrio hormonal relacionado con la resistencia a la insulina.

Puede que te sorprenda, pero entre las señales de advertencia menos conocidas del cuerpo se encuentran el deseo inusual de consumir dulces o sentir hambre justo después de comer, una notable niebla mental, infecciones de levadura frecuentes, y un aumento de peso discreto pero persistente, especialmente alrededor del abdomen.

Aunque individualmente estos síntomas pueden parecer problemas comunes, su combinación debería ser motivo de reflexión, e idealmente, de un examen de la glucosa en sangre, como la prueba de tolerancia a la glucosa.

Cuando el diagnóstico no es un veredicto, sino una oportunidad

Imaginemos a Jana, de 42 años, quien trabaja como contadora y pasa la mayor parte del día frente a la computadora. En los últimos meses, ha notado que se siente muy somnolienta después del almuerzo, tiene problemas para concentrarse y ha ganado algunos kilos a pesar de que su dieta no ha cambiado significativamente. Al consultar a su médico de cabecera sobre los resultados de sus análisis de sangre, se enteró de que tenía niveles elevados de glucosa en ayunas, una clara señal de prediabetes. Esta noticia cambió su vida. Comenzó a hacer más ejercicio, redujo los alimentos procesados, e incorporó más verduras y legumbres a su dieta diaria. Seis meses después, sus niveles estaban nuevamente en el rango normal y se sentía llena de energía.

Este ejemplo muestra que la prediabetes no es una enfermedad, sino una advertencia: una señal de que algo debe cambiar. Según la Asociación Americana de Diabetes, modificar el estilo de vida puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes hasta en un 58%. Eso es más de lo que algunos medicamentos pueden lograr.

¿Qué puede hacer cada uno de nosotros hoy mismo?

En primer lugar, es bueno conocer nuestros factores de riesgo. Entre los más significativos se encuentran:

  • predisposición genética (si alguien en la familia cercana tiene diabetes),
  • sobrepeso u obesidad,
  • falta de actividad física,
  • edad superior a 45 años,
  • presión arterial alta o colesterol,
  • síndrome de ovario poliquístico en mujeres.

Si alguno de estos factores te afecta, no es necesario entrar en pánico, al contrario. Todavía hay tiempo para actuar. No solo importa la composición de la dieta, sino también su regularidad y calidad. Los alimentos procesados con alto contenido de azúcar y carbohidratos simples provocan fluctuaciones bruscas en los niveles de glucosa en sangre, lo que agota al cuerpo a largo plazo. En cambio, una dieta equilibrada con suficiente fibra, proteínas y grasas saludables apoya niveles estables de azúcar y reduce el deseo de consumir dulces.

El ejercicio no significa necesariamente pasar horas en el gimnasio. Incluso caminatas regulares, yoga o baile pueden ser muy efectivos. La clave es la regularidad: incluso 30 minutos al día pueden reducir significativamente la resistencia a la insulina.

Y finalmente, el bienestar mental. El estrés crónico aumenta los niveles de cortisol, lo cual tiene un impacto directo en el metabolismo de los azúcares. Prácticas como la meditación, ejercicios de respiración o simplemente "desconectarse" de las pantallas pueden tener un beneficio inesperado.

Prediabetes y estilo de vida sostenible: ¿cómo están relacionados?

Puede que te sorprenda, pero la prevención de la prediabetes va de la mano con un estilo de vida sostenible. El consumo de alimentos locales, frescos y mínimamente procesados no solo es beneficioso para la salud, sino también para el planeta. Al reducir el consumo de dulces y comidas instantáneas industrialmente producidas, no solo disminuimos la ingesta de sustancias dañinas, sino también la cantidad de desechos que estos productos dejan atrás.

De manera similar ocurre con el ejercicio: en lugar de usar el coche, caminar o andar en bicicleta tramos cortos. El cuerpo se mueve, las emisiones disminuyen. Pequeños cambios en los hábitos pueden tener un gran impacto. Como dice el conocido médico y divulgador del estilo de vida saludable, el Dr. Jan Vojáček: "Nuestra salud es el resultado diario de nuestras decisiones." Y la prediabetes es una de esas señales en las que aún tenemos la oportunidad de decidir.

En esta época, donde estamos constantemente rodeados de comida rápida, trabajos sedentarios y un mundo digital, es fácil pasar por alto cómo nuestro cuerpo cambia gradualmente. Pero precisamente reconocer a tiempo los pequeños síntomas puede marcar la diferencia entre la salud y un tratamiento de por vida. La prediabetes no es el fin, sino un desafío, y a veces, el comienzo de un camino hacia una vida mejor y más consciente.

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