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Preparación de enchiladas con salsa casera para un sabor auténtico de México

El secreto de la enchilada: por qué amar este clásico mexicano y cómo prepararlo en casa

La cocina mexicana está llena de sabores, aromas y colores. No es de extrañar que poco a poco haya encontrado su camino hasta las cocinas checas, desde tacos y guacamole hasta el popular chili con carne. Pero hay un plato que merece especial atención. ¿Te suena la palabra enchilada? Una tortilla de maíz delgada, un relleno sustancioso, una salsa intensa y un horneado que une todo en un delicioso conjunto. Esta combinación da origen a un plato que es el corazón de la mesa mexicana.

¿Y qué es lo mejor de todo? Que las enchiladas no son ninguna ciencia: se pueden preparar en casa, con ingredientes accesibles y al gusto personal. Pero antes de lanzarnos a la receta práctica, vale la pena echar un vistazo y comprender qué hace que la receta de enchiladas sea tan especial.

Enchilada: un plato con historia y alma

La palabra "enchilada" proviene del español "enchilar", que significa "sazonar con chile". Y precisamente la salsa picante o ligeramente picante es una de las características distintivas de este plato. La historia de las enchiladas se remonta a la época de los aztecas, quienes con tortillas de maíz y diversas salsas creaban comidas simples pero sabrosas. Los colonizadores españoles posteriormente introdujeron nuevos ingredientes en la receta, como el queso o la carne, y así surgió el plato que conocemos hoy.

En México existen innumerables variantes, dependiendo de la región, los ingredientes disponibles y las tradiciones. En algunos lugares, las enchiladas se rellenan principalmente con queso y verduras, en otros con pollo o carne de res molida. ¿Y las salsas? Desde la picante roja con chiles, pasando por la suave verde de tomates verdes y cilantro, hasta la cremosa blanca con yogur o crema. Cada una cuenta una historia única, pero todas comparten una cosa: una experiencia de sabor que conecta.

La clave para una enchilada perfecta: la salsa

Si bien la tortilla y el relleno son importantes, lo que distingue un plato promedio de uno excepcional es precisamente la salsa de enchilada. En las tiendas hoy en día encuentras varias versiones de salsas ya preparadas, pero si deseas un sabor natural y control total sobre los ingredientes, la preparación casera es la mejor opción.

La base de la salsa roja para enchiladas suele ser puré de tomate, chiles (a menudo chipotle o ancho), ajo, cebolla, comino, orégano y un poco de caldo. Todo se hierve y luego se mezcla hasta obtener una textura suave. El resultado es una salsa espesa y aromática que le da al plato profundidad y carácter.

Como ejemplo, imagina una situación en una cocina checa común: tienes en casa restos de pollo asado, algunas tortillas y unos tomates. Añades la salsa casera y queso, y en poco tiempo tienes en la mesa una cena que sabe como de un auténtico restaurante mexicano. Y lo mejor, sin desperdicio de alimentos.

Enchilada mexicana: una receta que puedes adaptar

Una de las mayores ventajas de las enchiladas es su flexibilidad. Son como un lienzo en el que puedes pintar tu propia obra culinaria. Ya sea que prefieras variantes vegetarianas o te inclines por la carne, siempre encontrarás la manera de crear el plato a tu gusto.

Aquí tienes una receta básica de enchiladas mexicanas, que puedes ajustar a tu propio gusto:

Ingredientes:

  • 8 tortillas de maíz o trigo
  • 2 tazas de pollo cocido (puede sustituirse por carne de res molida, frijoles o verduras)
  • 2 tazas de queso rallado (idealmente cheddar, gouda o una mezcla)
  • 1 cebolla, picada
  • 2 dientes de ajo
  • 2 cucharadas de aceite
  • Sal, pimienta, comino, pimentón
  • Cilantro fresco o perejil para decorar
Salsa casera para enchiladas:
  • 3 cucharadas de aceite vegetal
  • 3 cucharadas de harina
  • 2 cucharadas de pimentón molido
  • 1 cucharadita de comino molido
  • 1/2 cucharadita de orégano seco
  • 1/2 cucharadita de ajo en polvo
  • 2 cucharadas de puré de tomate
  • 2 tazas de caldo de verduras o de pollo
  • Sal al gusto

Instrucciones:

  1. Primero prepara la salsa. En una cacerola calienta el aceite, añade la harina y cocínala un poco hasta que comience a dorarse. Añade el pimentón, comino, orégano y ajo en polvo, mezcla y añade el puré de tomate. Vierte el caldo, añade sal y cocina durante unos 10 minutos, hasta que la salsa espese.
  2. En una sartén sofríe la cebolla y el ajo, añade la carne o la verdura, sazona con especias y cocina brevemente.
  3. En cada tortilla coloca un poco de relleno y queso, enrolla y acomoda en un molde para hornear.
  4. Vierte la salsa sobre las enchiladas, espolvorea con el resto del queso y hornea a 180 °C durante unos 20 minutos, hasta que el queso se dore.
  5. Sirve con hierbas frescas, crema agria o aguacate.

Sostenibilidad y estacionalidad al estilo mexicano

La cocina casera tiene otra ventaja: permite elegir un enfoque sostenible. Si utilizas verduras de temporada, como calabacines, pimientos o batatas, y aprovechas los restos de carne, minimizas el desperdicio y al mismo tiempo apoyas los productos locales. Además, las enchiladas son perfectas para conservar: se pueden congelar y recalentar sin perder sabor.

También puedes enriquecerlas con verduras fermentadas o un dip de salsa casera, aumentando no solo el valor nutricional del plato, sino también su variedad. Es otra prueba de que incluso un plato con raíces a miles de kilómetros en México puede estar en plena armonía con los principios de una alimentación saludable y ecológica.

Un pequeño consejo para terminar

Si eres fanático de lo picante, no dudes en añadir a la salsa de enchiladas un poco de chile chipotle o una pizca de pimienta de cayena. Por el contrario, para familias con niños se puede preparar fácilmente una versión sin ingredientes picantes, y aún así conservar la riqueza del sabor.

Como dice el famoso chef mexicano Enrique Olvera: "No se trata solo de comida. Se trata de una historia que compartimos con cada bocado." Las enchiladas son precisamente esa historia: conectan culturas, generaciones y sabores.

Ya sea que las prepares como almuerzo de fin de semana, cena para amigos o una comida rápida con lo que tienes a mano, una cosa es segura: la enchilada mexicana se quedará en tu memoria con un sabor al que querrás volver.

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